Esta capital entró anoche en cuarentena total, medida extrema que afecta a más siete millones de personas y que el gobierno, se vio forzado a imponer por el aumento galopante de nuevos casos de Covid-19.
tras casi dos meses y medio desde el primer caso confirmado en el país, se han infectado 39 mil 542 personas y fallecido 394, según el parte oficial más reciente y en ambos indicadores más del 80 por ciento corresponde a la Región Metropolitana.
Las autoridades regionales y nacionales arreciaron en las últimas horas medidas de todo tipo para lograr que la cuarentena contribuya a aplanar la curva de contagios, y aunque la medida estará en principio vigente hasta el próximo viernes, especialistas aseguran que para que surta efecto será necesario que se prolongue por tres o cuatro semanas.
Tras conocerse la decisión del gobierno el martes, de inmediato miles de santiaguinos abarrotaron supermercados y otras instalaciones para abastecerse de todo lo necesario, a pesar de los llamados de las autoridades a la calma y la posibilidad de que durante el aislamiento, puedan solicitar permisos para salir a comprar alimentos y medicinas.
Sin embargo, reina gran preocupación sobre cómo podrán enfrentar la cuarentena los sectores más pobres, que viven de lo poco que ganan en el día a día, muchos de ellos en trabajos informales, o migrantes en condición de ilegalidad, que no son beneficiados por ninguna de los medidas económicas anunciadas por el gobierno.
Ya en comunas de la capital han reaparecido las ollas comunes gestionadas por los propios vecinos con los pocos productos que puedan aportar, para al menos llevar un plato caliente a la mesa dos o tres veces por semana.
Aunque una gran cantidad de actividades quedarán totalmente paralizadas, el ministro de Economía, Lucas Palacios, dijo hoy que la cadena de abastecimiento de productos y servicios seguirá funcionando, y que poco más de la mitad de las empresas de la ciudad deberán seguir activas aunque con las restricciones sanitarias previstas.
Por ello continuarán activos poco más de dos millones de trabajadores para mantener la vida en la urbe, al menos en las actividades esenciales.
Por su parte, el general Mario Rozas, jefe del cuerpo de Carabineros, envío a sus efectivos un mensaje en el que subrayó que “lo que viene a contar de hoy será aún más demandante”, no solo en el control del cumplimiento de la cuarentena sino también para frenar los delitos violentos.
Estos se han multiplicado peligrosamente en varios municipios de la capital desde que hace semanas entraron en cuarentena los primeros territorios, hasta el punto de que vecinos de esas zonas salieron a las calles para denunciar que se sienten desamparados ante los delincuentes que campean a cualquier hora del día casi sin contención policial.
Santiago de Chile, 16 de mayo 2020
Crónica Digital /PL