La publicación describe un panorama en el que las líneas de automóviles se extienden por kilómetros para recoger alimentos, los desempleados pasan días tratando de solicitar subsidios, muchas personas ruegan por extensiones en los plazos de pagos de sus rentas e hipotecas, y los pacientes enfermos hacen cola durante la noche para esperar las pruebas de detección del virus.
Según la autora del texto, Patricia Cohen, mucho antes de que se sintiera el impacto del coronavirus, la economía estadounidense se había desarrollado en una pantalla dividida.
Por un lado, mostraba logros impresionantes, entre ellos la tasa de desempleo más baja en medio siglo, un mercado bursátil en alza y la expansión económica más larga registrada; y, por otro, desarrolló una historia muy diferente de agudas debilidades económicas.
En este último caso, el artículo señaló que años de flojo crecimiento salarial dejaron a los trabajadores luchando para poder costear cosas esenciales, mientras los horarios de trabajo irregulares causaron que los cheques de pago semanales aumentaran y cayeran de manera impredecible.
‘Los beneficios basados en el trabajo eran raros o inexistentes. En esta economía, cuatro de cada 10 adultos no tienen los recursos disponibles para cubrir un gasto no planificado de 400 dólares’, apuntó el material.
El Times agregó que, incluso los estadounidenses de clase media, quienes alguna vez estuvieron bien seguros, se han vuelto cada vez más ansiosos en las últimas décadas por sus propias finanzas frágiles y las perspectivas de sus hijos.
Desde el final de la recesión de 2008, la economía ha bombeado una enorme riqueza, pero los trabajadores obtienen una porción más pequeña de esas recompensas, mientras las empresas priorizaron las ganancias a corto plazo y se erosiona el poder de negociación de los empleados.
En las últimas dos décadas muchos empleados vieron que sus gastos en atención médica aumentaron dos veces más rápido que sus salarios, en tanto el costo de otras necesidades como la vivienda se disparó y millones de inquilinos gastan más de la mitad de sus ingresos en esta última área.
Joseph Stiglitz, ganador del premio Nobel de Economía, declaró al diario que muchas personas en el país viven al límite, y advirtió que Estados Unidos es único en el mundo desarrollado en tener a las personas en esa situación sin una red de seguridad debajo de ellas que las sustente.
Washington, 18 abril 2020