Por Carlos Ernesto Sánchez*
Ha partido a la casa del Padre, el gran Sacerdote, Poeta y Revolucionario Ernesto Cardenal. No solo Nicaragua está de duelo y llora su partida. Los oprimidos del mundo, los incansables luchadores de un mundo justo y humano, los creyentes no en una religión alienante, sino liberadora en la ruta del crucificado y resucitado, que camina junto a los hombres comprometidos y de buena voluntad hoy lloran su partida.
En los años de la atrevida juventud, viviendo y solidarizando con los Mapuches de Chol- Chol, le escribí a Cardenal, gracias a una dirección que facilito el Padre José Aldunate. Le envié poemas que en rústicas hojas imprimíamos en mimeógrafos los campesinos y habitantes de la localidad. Para nuestra sorpresa el laureado Poeta nos respondió, haciéndonos llegar un libro con dedicatoria.
Años después en viaje que el sacerdote y revolucionario hizo a Chile, visitó Temuco, y junto a vecinos de la comunidad Chol Cholina fuimos a la actividad, y pedimos la palabra para saludar al ilustre poeta, conté en pocas palabras de nuestra carta y su regalo del libro autografiado. Para sorpresa de todos, se levantó de su asiento, bajo del escenario y vino hasta nosotros a saludarnos con un abrazo solidario.
La emoción fue enorme. En él se hacía vida mi sueño de vida; ser sacerdote consagrado a los pobres, contemplativo en la acción, revolucionario, sin miedo a todas las formas de lucha, hasta dar la vida si fuese necesario y poeta con palabra clara, diáfana y comprometida.
En la tarde de Temuco, a nosotros campesinos de Chol- Chol nos había abrazado el hermano y compañero Ernesto Cardenal. En la comunidad con más fuerza seguimos leyendo sus poemas, sintiendo la hermandad de Solentiname y la hermosa localidad de la Novena Región.
No ha muerto el Poeta a quienes los enamorados siguen repitiendo sus versos, no ha muerto el sacerdotes a quien un oscuro y perverso romano pontífice condeno al silencio. No ha muerto el político que se rebeló contra el dirigente que olvidó a su pueblo, para asumir los goces y privilegios de las clases dominantes; Ernesto Cardenal vive más fuerte que nunca. Su palabra, acción y testimonio, es un faro que invita a recorrer el camino que conduce a la liberación.
El gran Pontífice Francisco, levantó todas las prohibiciones que afectaban al gran sacerdote y poeta. Francisco escuchó y se interiorizó del profundo amor de Cardenal a la Iglesia del Pueblo y no de los privilegiados y poderosos.
En la tarde fría de Pucalan – Puchuncavi, rodeado de arboles, escribo estos recuerdos y reafirmo el compromiso de las causas que enarboló el gran Poeta nicaragüense; Poesía, no como divertimento, sino palabra liberadora, fe en el resucitado que sin duda camina y está presente en la Iglesia del Pueblo, y compromiso revolucionario, cuya tarea hoy es aprobar el plebiscito con mayoría desbordante.
El triunfo de esta batalla, será un gran Homenaje al Hermano y Compañero Ernesto Cardenal.
¡Hasta la Victoria, Siempre!
*Escritor
Crónica Digital
Santiago de Chile, 04 de marzo 2020