Por Miguel Alvarado Natali
Un guion escrito para una tarea en la Escuela de Drama de la Universidad de Yale, es el inicio de Una guerra brillante que Michael Mitnick tardó diez años en desarrollar primero como un musical para teatro y luego como película, pero que finalmente llegó a manos del director Alfonso Gomez-Rejon, (American Horror Story) sin embargo estuvo peligrando su estreno a raíz de las acusaciones de abuso sexual del productor Harvey Weinstein, quién debía distribuir la cinta en 2017. Finalmente se rodaron nuevas escenas y se realizó una nueva edición ahora con la producción ejecutiva de nada menos que Martin Scorsese.
Una Guerra Brillante llegó esta semana a las salas chilenas y es un thriller basado en hechos reales, cuenta con los roles protagónicos de Benedict Cumberbatch (Sherlock) interpretando a Thomas Edison y Michael Shannon en el papel de George Westinghouse, (Animales Nocturnos), acompañados de Nicholas Hoult (X-Men) en el papel de Nikolas Tesla. Una guerra brillante narra la historia de cómo estos inventores se enfrascaron en una disputa por imponer el sistema eléctrico que dominaría al mundo en el siglo XX. Todo transcurre entre 1886 y 1893 cuando Manhattan es iluminado por Edison, respaldado por J.P. Morgan, mientras Westinghouse, asesorado por Nikola Tesla, se dan cuenta que el diseño de corriente continua de Edison tiene fallas fatales. Lo que origina una carrera de ideas, pero también comercial, una pelea por la industria eléctrica poco ética, que tenía solo por objetivo que uno de estos genios rivales se ganara las licitaciones, para a iluminar Estados Unidos.
La virtud que tiene el director con esta cinta, es que te presenta con una lucidez extraordinaria el mundo que nos rodeaba cuando Edison encendió sus ampolletas, con una atmósfera perfecta, excelente fotografía y el vestuario victoriano con toques modernos, le dan la ambientación ideal. Como los personajes principales se mantienen separados la mayor parte de la película y sólo al final hay una escena conciliadora entre Edison y Westinghouse, el rodaje se dividió en dos partes, donde básicamente el director filmó dos películas. Aquí la apuesta del director fue la creación de las locaciones estadounidense de finales del siglo XIX en la Inglaterra actuar, algo que requirió de mucho ingenio y salió a la perfección. Además a haber arrendado un ferrocarril de la época y haberlo restaurado, se construyeron 15 dínamos y transformadores para el laboratorio de Edison y se recrearon las mismas bombillas que él había diseñado.
Con un paneo constante y envolventes movimientos de cámaras, un plano secuencia extraordinario – al comienzo de la cinta-, la cual va adquiriendo un buen ritmo y sí a esto le sumamos una banda sonora que acompaña esta trama de una historia poco conocida donde vemos el lado más humano pero a la vez egoísta de Thomas Edison, tenemos un film de una gran riqueza técnica, pero además histórica, donde estas invenciones y decisiones que estos personajes tomaron nos repercuten hasta el diario vivir de nuestros días. Las actuaciones de los actores principales son buenas, pero a ratos se pierde en ese mágico entorno del siglo XIX que recrea Gomez-Rejon.
Una Guerra Brillante nos muestra a un Edison arrogante y enamorado, sin embargo sus inventos no le dejaban espacio para su familia. El inventor de la ampolleta y la corriente continua y que por esa misma época construyo el fonógrafo, se enfrenta a una guerra no solo por imponer su sistema eléctrico, si no por mantener su fama y su ego personal por sobre su contraparte, George Westinghouse -un empresario dedicado a la distribución de gas-, que se siente atraído por el genio de Edison, pero luego de que éste no se presentara a una cena programada en la casa de Westinghouse, se transforma en su enemigo en esta competencia, donde la prensa tuvo un papel primordial, casi de mensajería de ambos inventores.
Es una película que hace justicia con la historia y se agradece al director por la reivindicación de la figura del serbocroata Nikola Tesla, el verdadero inventor de la corriente alterna, el motor eléctrico, la tecnología inalámbrica y la radio. En una puesta en escena maravillosa, fresca y que entretiene al espectador, en una cinta con la que se aprende y te sorprende. Una guerra brillante es la apasionada pelea por iluminar a un mundo oscuro, es el inicio de la industria de la corriente, del poder de un empresario, del financiamiento de proyectos y patentes de inventos sin ser desarrollados. La corriente alterna es la que alumbra las calles hasta hoy y si bien Thomas Edison perdió esa batalla, le tenía una sorpresa al mundo, un invento que revolucionaría el arte y la cultura, nada menos que el cine.
Crónica Digital, Stgo 21 de Febrero 2020