Por Rafael Calcines Armas
Aunque los partidos de derecha aglutinan fuerzas para votar por el No, la mayoría de los chilenos aseguran que apoyaran la opción favorable a una nueva Constitución para Chile en el plebiscito del 26 de abril.
Desde la derecha también comienzan a tomar forma campañas que fomentan de alguna forma el miedo a cambios profundos en el país, dirigida hacia los indecisos y las clases acomodadas, insistiendo en el cliché de que el país podría convertirse en una nueva Venezuela.
Pero algunos políticos hablan incluso de que si el plebiscito no se efectúa en un ambiente de tranquilidad social, quedaría deslegitimado, según ha reiterado la presidenta de la derechista Unión Demócrata Independiente (UDI), Jaqueline van Rysselberghe, entre otros.
No obstante la cortina de humo que se pretende levantar sobre el plebiscito y el voto favorable a una nueva constitución, la más reciente encuesta Pulso Ciudadano cifró en 69,6 por ciento quienes están “muy de acuerdo” o “de acuerdo” con que se cambie la Constitución actual, y solo 13,4 de los consultados expresó lo contrario.
Al preguntar acerca del órgano que debe redactar la nueva Constitución, 50,3 por ciento dijo que votará por la Convención Constitucional (formada íntegramente por ciudadanos n electos), contra 24,4 que prefiere una Convención Mixta (integrada en partes iguales por ciudadanos y parlamentarios en ejercicio.
En cuanto a la intención de votar en el plebiscito, 73,6 por ciento señaló estar muy seguro o seguro de que acudirá a las urnas, lo que representaría una cifra muy alta, teniendo en cuenta los elevados índices de abstención que caracterizan a los comicios chilenos.
Términos muy parecidos reflejó la más reciente encuesta Plaza Pública, considerada muy cercana al gobierno, según la cual en la última semana de enero aumentaron seis puntos, hasta ubicarse en 72 por ciento, quienes votarían Sí, mientras que los partidarios de rechazar una nueva constitución descendieron cinco unidades, hasta 22 por ciento.
En medio de ese panorama, los partidos políticos organizan sus fuerzas y mientras la UDI desde un principio aseguró que votará por el rechazo, más recientemente los otros integrantes de la coalición oficialista Chile Vamos aclararon también sus posiciones.
Así, Renovación Nacional, dejó libertad de acción a sus miembros aunque la mayoría parece apostar por el No, y Evópoli dijo respaldar una nueva constitución, aunque con el matiz de que sea con reformas a la actual y no una totalmente “desde cero”.
La oposición por su parte ha ido perfilando sus comandos de campaña en todos los casos favorable a una nueva carta magna, y más recientemente, la mesa de Unidad Social, que aglutina alrededor de 200 organizaciones que lideraron el movimiento popular desde el 18 de octubre, llamó a la población a pronunciarse de forma favorable por el cambio.
Voceros de numerosas de esas organizaciones convocaron además a apoyar la Convención Constituyente, y advirtieron sobre la necesidad de que, ante las maniobras que puede desplegar la derecha, los resultados sean contundentes: “No es lo mismo que el plebiscito sea ganado con 50,1 por ciento de los votos, que con 70 o más”, aseguran.
Por el momento, el movimiento social de Chile se anotó una victoria en este proceso con la decisión del Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel) de concederle a la sociedad civil un tercio en la franja televisiva para promover la participación en el proceso constituyente.
Con esa medida el Tricel echó por tierra lo dispuesto inicialmente por el Consejo Nacional de Televisión de concederle los 30 minutos de propaganda sobre el plebiscito solo a los partidos políticos legalmente inscritos.
Desde el gobierno, que solo asumió el proceso constituyente como resultado de la presión del movimiento popular en las calles, el presidente Sebastián Piñera ha lanzado en su gabinete una política de “prescindencia” (evitar expresarse a favor o en contra) para según ha dicho “no influir” en los resultados de la votación.
Sin embargo, según trascendidos las fuerzas aparecen divididas en La Moneda, entre figuras jóvenes partidarias del sí, y los más conservadores, como la criticada ministra de Educación, Marcela Cubillos, para quien “el Gobierno representa un proyecto de sociedad cuyos valores fundamentales están expresados en la Constitución actual”.
Santiago de Chile, 6 de febrero 2020
Crónica Digital/PL