Por su enorme valor periodístico, testimonial y social, Crónica Digital comparte el vibrante reportaje de Tamara Kohler y Josué Laval sobre la violenta represión a la protesta de la ciudadanía en la Población Lo Hermida, realizado en noviembre pasado y aún inédito.
Resistencia en Lo Hermida: “Lamentablemente, esto no es Vitacura”
Durante la madrugada del lunes 11 de noviembre de 2019, los vecinos de la población de Peñalolén se juntaron a protestar por el incumplimiento de una promesa realizada por el Ministerio de Vivienda y la Municipalidad. A las seis y media de la mañana, la represión policial ya había comenzado. Todo lo que ocurrió después no tiene precedentes.
Por Tamara Kohler y Josué Laval
En junio de 2019, el Ministerio de Vivienda se comprometió con las 1.500 familias pertenecientes a los comités de vivienda de Lo Hermida a adquirir un terreno para construir sus nuevos hogares y terminar con la situación que viven hace años: ser allegados y vivir en condiciones de hacinamiento. El 5 de septiembre les comunicaron que eso no iba a ocurrir por falta de presupuesto y porque la empresa Cousiño Macul dijo que no pondría en venta el terreno. En noviembre, los vecinos de ese sector decidieron tomarse el terreno de la viña para ejercer presión. Desde entonces, la violencia policial no tuvo límites.
Romina (21) es una vecina del sector y es parte del comité “Abriendo caminos”, compuesto por un total de 80 familias. Esta es una de las 16 agrupaciones que espera tener acceso a vivienda propia. “Esa mañana nos encontrábamos protestando pacíficamente, yo fui y hablé con Carabineros cuando llegaron, les dije que se fueran, que estábamos tranquilos. Ellos no hicieron caso a nuestras palabras y cada vez se pusieron más violentos”, explica.
Romina y otros vecinos presentes en el lugar dicen estar decepcionados por la ausencia total de la Municipalidad de Peñalolén. “La alcaldesa anda en todos los canales hablando, pero acá no ha venido ni una sola persona a preguntar cómo estamos. Eso demuestra que no hay interés ni en nosotros, ni en nuestra situación”.
Protección a la infancia inexistente
A las 22:14 horas del miércoles 23 de octubre de 2019, y en pleno toque de queda, nació Lilith Rodriguez. Veinte días después, Carabineros entró de forma violenta y sin motivos al block donde ella vive con sus padres y sus dos hermanos mayores. Para protegerla de los gases lacrimógenos, su madre utilizó los insumos que le dieron en el hospital, como las leches y mantas de algodón para sellar y poner presión a la puerta donde protegerían a la recién nacida. Además, prendieron dos ventiladores que tenían en la casa y los pusieron en ambos lados de la cuna para generar mayor movimiento de aire alrededor de Lilith.
“Lo que vivimos fue una batalla. Nosotros no estábamos haciendo nada y ellos entraron en nuestro block sin motivo. Mi hija, además, es prematura. Cuando vimos que los pacos venían entrando, mandamos a José a decirles que por favor no subieran”, expresa Luis Rodríguez, padre de Lilith.
José Campos (25) es hermano de Lilith. Durante la noche del lunes 11 de noviembre estuvo a punto de perder su ojo derecho. “A las cinco de la tarde yo le decía a los Carabineros que tuvieran criterio porque había menores de edad y recién nacidos. Me ignoraron y me apuntaron tres veces. En la noche se repitió la situación, pero me dispararon y me llegó un perdigón en el ojo. Menos mal estaba con lentes ópticos, sino estaría contando otra historia”, explica.
Respecto al ingreso de Carabineros al conjunto de viviendas, José manifiesta que “fue ilegal, porque no tenían orden. Eran motociclistas que se instalaron en el patio y querían tirar bombas lacrimógenas. Al encararlos, protegiendo a mis hermanas pequeñas, nos querían llevar presos”, cuenta.
El capitán Juan Pablo Palma, de la 43º subcomisaría de Peñalolén, se desliga de esos hechos: “A los mandos pertinentes les corresponde realizar una investigación administrativa para poder dilucidar cómo fue el procedimiento policial”, dice.
Violencia sin precedentes
Aylin (21) tiene dos meses de embarazo. Prefirió mantener su apellido en privado, pues no quiere que la identifiquen. A las 19:00 horas del lunes 11 de noviembre, una bomba lacrimógena ingresó por su ventana y cayó sobre su cama. Ella la agarró rápidamente y la lanzó hacia fuera. Unos minutos más tarde, Carabineros entró a su block y derribó la puerta de entrada de su casa. Ahí la agarraron y la sacaron de la casa, la golpearon en el ojo y recibió patadas en el suelo. Nadie en su hogar sabía que estaba en estado de gravidez. Ella se había enterado hace solo dos semanas. “Yo les dije, pero no les importó. Ahí mi mamá se enteró. Fue todo bien terrible, pero no quiero denunciar, no me siento protegida”, cuenta.
David Rosales (35) vive en la calle Santa María, que colinda con Los Presidentes. “Yo llegué a las seis de la tarde del trabajo y ya estaba todo colapsado. Carabineros estaba disparando desde Los Presidentes hacia dentro de nuestro pasaje, y con las horas se volvió peor: era realmente una lluvia de balas. Yo me acosté como a las tres de la mañana y los escopetazos seguían. Hoy decidí no ir a trabajar para quedarme con mi familia. Nos dedicamos a recoger los restos de bombas lacrimógenas, gases pimienta y cartuchos que había en el suelo, aunque la mayoría se los llevó Carabineros para limpiar la escena. Lo más probable es que esta noche pase lo mismo pero ya estamos organizándonos mejor”.
El martes 12 de noviembre, el enfrentamiento entre Carabineros y los pobladores que protegían los pasajes en primera línea comenzó a las seis de la tarde. Todo esto después de manifestaciones pacíficas que comenzaron a darse en el sector desde las cinco, y donde no solo había vecinos de Peñalolén, sino que contaban con el apoyo de personas de Macul, La Reina y Ñuñoa, que caminaron desde la Rotonda Grecia para apoyar. La represión fue igual a la de la noche anterior, pero los efectivos policiales se instalaron en la calle Caracas, donde está la subcomisaría, y se quedaron ahí hasta la madrugada, provocando y atacando a los manifestantes. “Ellos nos decían que nos acercáramos, con una actitud desafiante. Ahí son los más jóvenes los que enganchan, pero nosotros solo queríamos estar protegidos en nuestras casas”, cuenta Luis Rodríguez.
A pesar de que Lo Hermida tiene una organización social y política bastante recurrente en fechas como el 11-S y el día del joven combatiente, sus vecinos dicen que jamás habían vivido algo así. “Nunca habíamos recibido tanta violencia de parte de carabineros. Lo que vivimos esa noche no tiene precedentes”, cuenta David Rosales.
Las justificaciones de Carabineros que agravan la falta
Desde la 43º subcomisaría de Peñalolén, ubicada a un kilómetro de la intersección entre las calles Santa María y Los Presidentes, aclaran que concurrieron al lugar a las 06:30 de la mañana del lunes “porque unas 300 personas habían ingresado a la Villa Cousiño Macul por accesos no regulados, botando algunos perimetrales”.
El capitán Juan Pablo Palma defiende el actuar de Carabineros: “Nos empezaron a lanzar objetos contundentes: piedras, bombas molotov, nos dispararon. Entonces tuvimos que hacer uso de los medios logísticos necesarios para comenzar a disuadir esta manifestación que ya no era pacífica, sino que bastante agresiva contra el personal policial”.
Aunque luego se contradice: “Cuando 800 personas vienen con bombas molotov, lanzando elementos contundentes, y además con armamento, no nos queda otra que actuar de esa forma, aunque se vean perjudicadas personas que no están involucradas”, asevera.
– ¿Realmente eran 800 personas con bombas molotov?
– No todos, pero hay antisociales que nos lanzan bombas molotov y disparan. Son una minoría.
Frente a esto, José Campos expresa que la actitud de Carabineros siempre fue desafiante e incitadora con el objetivo de justificar la violencia ejercida. “Lamentablemente no somos Vitacura, lamentablemente somos la Población Lo Hermida. Ese es el problema que ocurre aquí. Nosotros no justificamos la violencia, pero ellos nos violentan a nosotros. Nos ignoran cuando les pedimos que por favor no lancen bombas lacrimógenas porque hay menores de edad. No conocen la palabra criterio, ni la humanidad”.
El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) estuvo en el terreno, tomando declaraciones de los vecinos y constatando lesiones de todo tipo. El informe se sumará a todas las causas denunciadas a nivel nacional existentes desde el inicio del estallido social en Chile.
* Cuando este reportaje terminó de ser escrito (miércoles 13 de noviembre de 2019) Carabineros seguía lanzado bombas lacrimógenas en el sector, aunque los disparos cesaron. Los vecinos decidieron poner banderas blancas en todos los blocks de Santa María con Los Presidentes para dejar en evidencia que no quieren más represión policial.
Santiago, 21 de enero 2019
Crónica Digital.