‘No solo no existe el oasis sino que desde hace varios años diversos hechos puntuales y fenómenos demostraron que la elite chilena no se daba por notificada del malestar social’, agrega.
Esa elite, en cambio, insistió ‘en jugar con las reglas de un modelo cuyas costuras políticas y económicas enseñaron las protestas de los años 2010-2014’.
Según La República, los cambios políticos pactados con el gobierno exterior ante los reclamos sociales dejaron fuera los bajos salarios, los altos precios de los servicios privatizados y sin control, especialmente en salud y educación, y la lacerante realidad de la jubilación.
Critica ‘el pésimo manejo de las protestas por el gobierno de Piñera, su falta de previsión, la brutalidad de los carabineros frente a los escolares en las calles y la entrega de la seguridad de la ciudad a los militares’ y el toque de queda, lo que tiene la reminiscencia histórica del uso de los militares como supuesto remedio.
‘Lo que arde en las calles de Santiago es un estado de cosas que la política, el diálogo y la democracia deben poner sobre la mesa’, advierte.
Lima, 20 de octubre 2019
Crónica Digital /PL