Por Florencia Lagos Neumann.
Con el brillante y sensible discurso del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz Canel Bermúdez, el día 30 de junio de 2019 en el Palacio de las Convenciones concluyó el “IX Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba” (UNEAC).
Como chilena y actriz me impacta que mientras en mi país el Gobierno libra una batalla campal contra quiénes están a cargo de formar a las futuras generaciones, en Cuba el Presidente dedica especial atención a la Cultura, entregando a sus artistas e intelectuales un discurso de profundas reflexiones sobre cómo mejorar sus condiciones laborales además de invitar a pensar sobre el rol que es imprescindible que desarrollen en la sociedad.
“Permítanme sentirme uno más de ustedes: en la insatisfacción y también en el compromiso, soy un apasionado del arte y de la cultura en sus más diversas expresiones, sea de Cuba o universal…Por imperiosa necesidad del espíritu, no sabríamos vivir sin acceso a las artes” Miguel Díaz Canel, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.
Hoy en el mundo globalizado es extraño escuchar a un político hablando del espíritu del ser humano y su necesidad de cultivarlo, pero estamos en la construcción del socialismo cubano donde el ser humano es el centro de todo.
El Presidente Miguel Díaz Canel comprende muy bien que como dijera Fidel en los momentos más difíciles: “La Cultura es lo primero que hay que salvar”.
La Cultura es la identidad de un Pueblo, es el lugar de construcción de subjetividad, espacio de elaboración del pensamiento crítico del espíritu emancipado y libre, algo que la Revolución cubana ha enaltecido a lo largo de su historia:
“Y por lo que dicen y lo que hacen, sé que muchos de ustedes, alguna vez, pueden haberse sentido en nuestro lugar, desafiados a dar continuidad a un proceso histórico único, de un impacto y alcance universal y de un liderazgo solo comparable a la grandeza de la Revolución misma, hecho cultural superior que transformó desde la raíz a una nación pequeña y atrasada en una indiscutible potencia mundial, no por sus recursos materiales, sino por sus recursos humanos y sentimentales”. Miguel Díaz Canel, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.
Con el objetivo de mejorar la institucionalidad de la cultura cubana el Presidente Díaz Canel se preguntó: “¿Por qué desde Cuba no logramos insertar, difundir, exportar la obra de los que trabajan dentro del país y en cambio promocionamos y replicamos lo que ya el mercado acuñó y nos devuelve envuelto en sus reglas?, ¿Qué necesitan nuestras instituciones para hacer florecer nuestras más auténticas creaciones culturales?… Sobran las insatisfacciones de artistas y creadores que deben gestionarse absolutamente todo para difundir su obra mientras quiénes tienen la responsabilidad de hacerlo ejercen una suerte de parasitismo desde la inactividad”.
Preguntas que resultan universales en nuestro contexto actual, en el que somos víctimas de una arremetida neofascista que tiene como principal arma a la llamada “Industria cultural”, que a través de los medios hegemónicos de comunicación nos dirigen la mirada hacia productos con contenidos que banalizan lo mejor del ser humano y enaltecen sus peores aspectos, ¿el objetivo? Borrar nuestra historia, nuestra identidad, enajenarnos para transformarnos en sujetos fáciles de dominar y aplastar.
“No son tiempos de negar ideologías, ni tampoco de descontextualizar. Y nada de esto significa negar la libertad de creación ni hacer concesiones estéticas. Significa tener sentido del momento histórico, saber que más allá de Cuba el mundo vive horas de mucho riesgo e incertidumbre, donde los poderosos pasan por encima de las leyes internacionales, lanzan guerras al amparo de las llamadas fakes news o falsas noticias y destruyen civilizaciones milenarias en nombre de la intervención humanitaria. Construir y defender un proyecto socialista significa defender el humanismo revolucionario”. Miguel Díaz Canel, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.
Los escritores y artistas de Cuba se comprometieron a colaborar para que la UNEAC penetre y dialogue con el tejido social de la nación. Intercambiaron sobre las nuevas tecnologías que conviven con modos tradicionales de comunicación y la forma de generar la educación de un público que sea capaz de discernir con juicio crítico lo culturalmente valioso y auténtico.
La Habana, 2 de julio 2019
Crónica Digital