Luego de la victoria de la coalición progresista en las elecciones legislativas del pasado 5 de junio, Dinamarca se convirtió en el tercer país nórdico en formar un Gobierno de izquierda en menos de un año, después de Finlandia y Suecia.
La coalición obtuvo un triunfo con cerca del 49 por ciento de los votos, frente al 41% del bloque oficialista del Primer Ministro, Lars Løkke Rasmussen. El resultado se expresaría un triunfo por 91 escaños del “bloque rojo” (ecologistas, socialistas e izquierda en general frente a 75 diputados del “bloque azul” (conservadores, liberales y nacionalistas), lo que dejaría al actual Primer Ministro en desventaja frente a la líder socialdemócrata Mette Frederiksen, 41 años, que sería la Primera Ministra más joven de la historia de Dinamarca.
El Partido Nacionalista del Pueblo Danés, formación de ultraderecha xenófoba que otorgó sustento al Gobierno de Rasmussen, se desplomó en apoyo ciudadano a 8,7 por ciento respecto del 21,1 por ciento en las elecciones de 2015.
El compromiso de Mette Frederiksen de aumentar la inversión en derechos sociales luego de años de “austeridad” fue bien recibida por los votantes en las encuestas de opinión antes de la votación, interesados en preservar su sistema de bienestar, en particular la atención médica universal, la educación y los servicios para los adultos mayores.
Frederiksen es socialdemócrata, ha señalad, porque le “apasiona la justicia”. Su programa aboga por la defensa del estado de bienestar y derechos sociales. En su perfil personal en su página web explica cómo, cuando era niña, sentía una gran angustia al escuchar las conversaciones sobre la situación laboral de los obreros, amigos de sus padres. Decidió estudiar Ciencias Sociales en Aalborg, donde nació, y asesoró a la Confederación danesa de Trabajadores. Con 24 años ya era diputada en el Folketing, donde ejerció de portavoz de la Comisión de Igualdad de Género. Y lideró el Ministerio de Trabajo y Justicia.
El modelo socialista democrático de Dinamarca concibe un estado de derechos sociales que garantiza una amplia protección social para todos y hace énfasis en la redistribución, la inclusión social y la universalidad de las prestaciones, con una elevada participación de los sindicatos. El sistema es universal: todos los ciudadanos tienen los mismos derechos, ventajas y beneficios que ofrece la sociedad, en los ámbitos de la seguridad social, y el sistema de salud y educación.
El estado de derechos sociales de Dinamarca incluye educación gratuita de alta calidad en todos los niveles, servicio médico gratuito de alta calidad (incluyendo estancia gratuita en los hospitales), subsidio de vivienda para personas con bajos ingresos y permiso de un año por maternidad. Dinamarca es el país que tiene los salarios más altos del mundo y una muy baja tasa de desempleo. Asimismo, tiene el nivel más grande de igualdad de ingresos del mundo. Al mismo tiempo, posee los impuestos más elevados de Europa: un promedio alrededor de un 46 % en 2011, según el Ministerio de Impuestos.
Copenhague, 7 de junio 2019.
Crónica Digital.