Aunque marzo marca el fin del verano en Chile y la entrada del otoño comienza a refrescar el ambiente, el termómetro del descontento popular marcó altas temperaturas, que según todo indica se mantendrán en abril.
Las causas de la efervescencia social radican en las políticas neoliberales que el gobierno de Sebastián Piñera busca impulsar con la implantación de controvertidas leyes en los campos educacional, económico, social, laboral y de seguridad social.
Desde los primeros días del mes las organizaciones feministas avanzaron en los preparativos para celebrar el 8 de marzo, que desembocaron en una las más grades manifestaciones que se recuerdan, al desbordar las calles de más de 40 ciudades con una larga lista de reivindicaciones en contra de la inequidad prevaleciente en el país.
La Coordinadora Feminista 8M, que agrupa a organizaciones femeninas y sociales, dejó claro que los actos por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora no fueron un fin, sino el inicio de un movimiento que a todo lo largo del año procurará ir aglutinando a las más amplias fuerzas sociales y políticas.
Ese objetivo es posible, porque sus demandas van más allá de alcanzar para las mujeres iguales derechos que los hombres en los planos salarial y laboral y a rechazar la violencia de género, sino que se extienden a los grandes problemas que padece la sociedad de este país austral en su conjunto.
También durante el mes gremios obreras y sociales se pronunciaron en las calles contra los intentos de privatización del agua, de un proyecto denominado de “Admisión justa” en las escuelas, considerado regresivo y discriminatorio, y en demanda de viviendas dignas para las familias de menos recursos.
Punto y aparte fueron las protestas realizadas en rechazo a la celebración en esta capital del Encuentro de Presidentes de América del Sur, con el cual los siete mandatarios de posiciones más a la derecha en el continente dieron vía libre a Prosur, un foro de corte neoliberal directamente enfocado a liquidar a la Unión de Naciones Suramericanas.
Y en especial, las muestras de rechazo se centraron en la presencia aquí del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, no solo por sus ideas y acciones discriminatorias, racistas y misóginas sino también por su declarada admiración a la dictadura de Augusto Pinochet.
Su máxima expresión fue la celebración del concierto “Por el derecho a vivir en paz”, que congregó en el céntrico paseo Bulnes de esta capital, a más de 30 mil personas de todas las edades, muchas de ellas portando pancartas con consignas a favor de la soberanía de los pueblos del continente, exigiendo el respeto a la autodeterminación de Venezuela y contra la injerencia extranjera en esa nación.
El mes cerró con miles de personas, incluidas familias completas, marchando en esta capital y otras ciudades de Chile para demandar mejores jubilaciones y la creación de un sistema de pensiones más solidario y ajeno al mercantilismo.
Solo en Santiago, más de cinco mil personas desfilaron desde la céntrica Plaza Italia por la Alameda Bernardo O´Higgins hasta el pie del Cerro Santa Lucia, repitiendo la consigna No más AFP, en referencia a las administradoras de fondos de pensiones (AFP) a las que rechazan por expoliar a los contribuyentes a los que retribuyen con montos muy bajos.
Las marchas fueron convocadas por la Coordinadora NO+AFP, que contó con el respaldo de la Central Unitaria de trabajadores (CUT) y decenas de gremios obreros y profesionales, organizaciones sociales, femeninas, estudiantiles y partidos de oposición.
Un mes en el que además, las encuestas de opinión no trajeron buenas noticias al presidente Sebastián Piñera, quien alcanzó los más bajos índices de respaldo desde el inicio de su segundo mandato.
Pero al parecer, la efervescencia social no decaerá en abril, pues entre otras acciones la Central Unitaria de Trabajadores, la mayor plataforma gremial del país, tiene convocado para el próximo día 11 un paro nacional activo, como parte de un proceso de movilizaciones abiertas con el objeto de avanzar hacia una gran huelga general.
Por Rafael Calcines Armas
Santiago de Chile, 1 de abril 2019
Crónica Digital /PL