He leído reflexiones que sostienen que los significativos procesos históricos de lucha por el reconocimiento a la dignidad e igualdad de las mujeres no estuvieron en los orígenes del pensamiento y los proyectos de la izquierda en el mundo. Sólo amnesia, tergiversación o lamentable ignorancia respecto de la historia de los prolongados años de combate por la emancipación de la mujer puede explicar tamaña transgresión a la verdad.
Cintia Frencia y Daniel Gaido publicaron en agosto de 2018 un libro titulado “Feminismo y Movimiento de Mujeres Socialistas en la Revolución Socialista” (Ariadna Ediciones), que debiera ser de lectura obligatoria para colocar fin a la influencia patriarcal en los relatos de la izquierda, aún de aquellos que pretendieran disfrazarse de autocríticos.
Uno de los capítulos del trabajo se titula, precisamente, “Los Orígenes Socialistas del Día Internacional de la Mujer”, el que indica que “el Día Internacional de la Mujer fue proclamado por la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas que fue celebrada en Copenhague en 1910”. En ese momento, la Segunda Internacional Socialista agrupaba al conjunto de la izquierda mundial, cuando aún no se producía la separación de caminos entre leninistas y socialdemócratas. La convocatoria al evento señalaba: “Invitamos a las mujeres socialistas organizadas de todos los países (…) a enviar representantes a la conferencia, así como a todas las organizaciones de trabajadoras que reconozcan el principio de la lucha de clases”.
El libro explica que el informe de las delegadas estadounidenses mencionaba que el 28 de febrero de 1909 tuvo lugar por primera vez el “Día de la Mujer”, organizado por el Movimiento de Liberación en Estados Unidos, que levantaban la bandera del derecho a sufragio y la igualdad de derechos. Una de las líderes que destacó en esas jornadas fue Leonora O’Reilly, sindicalista y precursora de la lucha por la emancipación de la mujer.
En la Conferencia de Copenhague, la delegada alemana Luise Zietz, siguiendo el ejemplo de las revolucionarias norteamericanas, planteó la proclamación de un “Día Internacional de la Mujer”, a celebrarse anualmente. Su propuesta fue respaldada por Clara Zetkin, presidenta de la Internacional de Mujeres de Izquierda y Revolucionarias, fundadora del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) y del Partido Comunista de Alemania (KPD). La moción fue aprobada por las 100 delegadas originarias de 17 países, entre las que se encontraban las primeras tres mujeres elegidas al Parlamento de Finlandia. Zetkin fue una figura clave en la resolución.
La idea de la conmemoración se asociaba a demandas, tales como la lucha por el sufragio femenino y universal, legislación protectora de las trabajadoras (mejores condiciones laborales y salarios dignos), asistencia social para las madres e hijos, igualdad de trato para madres solteras, provisión de jardines infantiles y guarderías, provisión de comidas y medios de enseñanza gratuitos en escuelas, derecho a la educación.
Consignemos que en esta etapa clave de la historia de la lucha de las mujeres del mundo, aparte de Luise Zietz y Clara Zetkin, fueron también pioneras fundamentales figuras como Rosa Luxemburgo, una gran revolucionaria alemana más conocida como la “Rosa Roja del Socialismo”; la francesa Inessa Armand, una de las principales impulsoras de la revista “Rabotnitsa”; y Aleksandra Kolontái, una destacada revolucionaria rusa que fue la primera mujer de la historia en ocupar un puesto en el gobierno de una nación.
La resolución de la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas para un Día Internacional de lucha de las mujeres, sin embargo, no devino en la determinación de una fecha definida.
En 1917, las mujeres rusas salieron masivamente a las calles el 23 de febrero (8 de marzo en calendario occidental) en demanda de “pan y paz”. Todo comenzó cuando las obreras textiles de San Petersburgo iniciaron una paralización que terminó por desencadenar una huelga general. Aleksandra Kolontái hace referencia al hecho: “En 1917, el 8 de marzo (23 de febrero), el Día de las Mujeres Trabajadoras, ellas salieron bravamente a las calles de Petrogrado (San Petersburgo) (…) El Día de las Mujeres Trabajadoras de 1917 se volvió memorable en la Historia. Ese día las mujeres rusas levantaron la antorcha de la Revolución e incendiaron todo el mundo”. Agrega: “La Revolución se inició ese día”…
Luego del triunfo de la Revolución Bolchevique, Kolontái fue elegida para la Comisaría del Pueblo para asistencia social en el Gobierno del Soviet de Comisarios del Pueblo. Desde ese papel trabajó incansablemente para conseguir derechos y libertades para las mujeres, logrando el voto para ellas, normas de protección social y laboral, la legalización del divorcio y la despenalización del aborto. En 1918 Kolontái fue una de las organizadoras del Primer Congreso de Mujeres Rusas, del que nació el Zhenotdel (Departamento de la Mujer), un organismo dedicado a promover la participación de las mujeres en la vida social y política.
Kolontái logró también, en 1922, que el 8 de marzo fuera considerado Día Internacional de la Mujer Trabajadora en la Unión Soviética. Fue el primer país de la tierra en resolverlo. Nos llama la atención que estos hechos suelan esconderse. Pero tenemos el imperativo de reapropiarnos de la memoria.
En la imagen: Aleksandra Kolontái
Cecilia Pardo. La autora es periodista e Integrante de la Directiva Nacional del Partido MAS Izquierda Ciudadana.
Santiago, 8 de marzo 2019
Crónica Digital.