El paro convocado para este 8 de marzo por organizaciones feministas chilenas gana apoyos a medida que se acerca la conmemoración del Día internacional de la Mujer trabajadora.
La Coordinadora Feminista 8M, que agrupa a organizaciones femeninas y sociales, convocó para ese día manifestaciones en al menos 40 ciudades a todo lo largo del país, aunque para hoy también están previstas numerosas acciones en universidades, plazas y otros espacios.
El gobierno ha acogido con ojeriza el movimiento de protestas, que va más allá de reclamos por la igualdad entre hombres y mujeres en lo salarial y laboral y el rechazo a la violencia de género, para abarcar un espectro mucho más amplio sobre los problemas que afectan a la sociedad chilena.
En tal sentido, el presidente Sebastían Piñera admitió que “tienen todo el derecho del mundo a protestar”, pero opinó que la huelga “es innecesaria, porque su causa está asumida por el Gobierno en su totalidad”.
Pero los objetivos del paro parecen ir más allá de lo que dice asumir el gobierno, pues sus promotoras exigen el fin a la violencia política, sexual y económica hacia las mujeres y también por motivos sexuales, raciales, contra los inmigrantes y otras comunidades.
Asimismo reclamarán que los feminicidios no queden impunes, tener un trabajo digno y seguro, y la creación de un nuevo sistema de seguridad social.
También se pronunciarán por una ley de migración con enfoque de derechos y género, por la libre sindicalización de las mujeres inmigrantes, el aborto legal, seguro y gratuito y el reconocimiento de los derechos reproductivos como parte de los derechos humanos.
Otras demandas incluyen la exigencia de justicia y verdad ante violaciones de derechos humanos, un nuevo sistema de financiamiento público a la cultura y las artes, una ley de medios con perspectiva feminista, y el fin del extractivismo de las grandes empresas mineras que conlleva daños medioambientales irreparables.
Los derechos del pueblo mapuche también estarán presentes con la exigencia de la desmilitarización de los territorios ancestrales y que se haga justicia en el dilatado proceso judicial por el asesinato del comunero Camilo Catrillanca.
Tampoco faltará la exigencia de un sistema educacional como un derecho social, ajeno al mercantilismo y con un modelo democrático, no sexista, anticolonial y laico.
Numerosas organizaciones sindicales, sociales y estudiantiles se han sumado al paro feminista, entre ellas la Confederación Nacional de la Salud Municipal y La Central Unitaria de Trabajadores que exhortaron a sus miembros a respaldar las movilizaciones feministas y realizar paros donde existan las condiciones e implementar cacerolazos, marchas y otras formas de movilización.
Santiago de Chile, 7 de marzo 2019
Crónica Digital /PL