El umbral del nuevo año nos pone en una falsa disyuntiva entre el ritual y la alegría festiva de los buenos deseos y la reflexión frente al porvenir y la esperanza.
Es sin duda el momento de los balances personales y colectivos, el recuerdo por los que se han ido y el de perfilar un horizonte, un caminar, por el cual debemos jugarnos.
Por ello, frente a los desafíos y encrucijadas, los invitamos a asumirnos como ciudadanos activos, como pueblo en marcha.
Es el momento de recordar a los que amamos, a los que recordamos siempre, de los cuales tomamos las banderas de sueños y esperanzas. Y de los cuales debemos ser dignos.
Es lo que esperamos transmitir, entregar, dejar en las manos de quienes nos sucedan. A los que debemos heredar, sin permitirnos dejar el escenario, las consignas de sueños y esperanzas.
Abriendo el 2019, por caprichos del calendario, pero sobre todo por determinación propia, iniciamos de nuevo la marcha entonando nuestros himnos permanentes y gritando nuestras consignas, nuestros objetivos de amaneceres, nuestros sueños e ilusiones compartidas, nuestros afectos y nuestros amores.
Junto con nuestro abrazo los invitamos a encontrar la oportunidad de un caminar por las antiguas y nuevas metas, por las rutas marcadas en nuestra historia. Situados donde debemos estar, en medio del torrente colectivo del pueblo. Es nuestra forma de ser felices.
¡Tenemos tanto que hacer!
Es nuestro saludo, a todos y cada uno.
Equipo Crónica Digital
Santiago de Chile, 31 de diciembre 2018
Crónica Digital