Los escándalos por abusos sexuales de figuras de la Iglesia católica en Chile se han convertido en noticia de cada semana, pero a pesar de los avances el fiscal Emiliano Arias se quejó de la poca colaboración.
Arias, fiscal regional de la región de O’Higgins y encargado principal en la investigación de más de un centenar de denuncias contra prelados, lamentó la actitud en sentido general de la jerarquía de la Iglesia católica.
El persecutor se refirió al caso del cardenal y arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, quien se acogió al derecho de guardar silencio en su declaración en calidad de imputado por casos de encubrimiento de trasgresiones sexuales.
En declaraciones a Radio Cooperativa, Arias apuntó que ningún antecedente de los expedientes que se investigan ha sido presentado por iniciativa propia por la Iglesia nacional y la conducta del silencio es común.
“Debemos recordar que hemos obtenido toda la evidencia como consecuencia de haber solicitado autorizaciones judiciales; en ningún caso hubo colaboración espontánea de la Iglesia Católica de poner voluntariamente los antecedentes a disposición del Ministerio Público”, añadió.
El fiscal también se refirió a las denuncias contra el exobispo chileno José Cox, quien se encuentra residiendo en Alemania en la Congregación Schoenstatt.
“Mi investigación no solo se compone de todo lo que se ha incautado, sino también de algo que ha sido muy sano y que nos ha sorprendido bastante, denuncias espontáneas y mucha gente que concurre a la Fiscalía a dar su relato (…)”, precisó.
Es ahí donde aparecen los antecedentes del señor Cox, acotó.
Una carta del movimiento alemán Padres de Schoenstatt, en la cual reconocen que sabían de los abusos sexuales cometidos por Cox, el exarzobispo de La Serena, norte de Chile, sacudió el ambiente aquí.
Juan Carlos Cruz, víctima de las atrocidades del defenestrado Fernando Karadima, recientemente expulsado del sacerdocio por el papa Francisco, afirmó que Cox es un pedófilo que fue protegido por el cardenal Francisco Javier Errázuriz.
Abel Soto, uno de los denunciantes de Cox, quien declaró ante la Fiscalía Nacional, opinó que la misiva de los Padres de Schoenstatt es tardía. “Ahora se dan cuenta de que no escucharon, que no sintieron, que no acogieron, que no respondieron”.
Cox, de 85 años, eludió responder a preguntas de un periodista de 24 horas TVN que intentaba conocer su punto de vista sobre las acusaciones.
Medios locales recordaron que se trata de un abusador sexual de menor que debió
apartarse del obispado de La Serena en 1997. Sin embargo, siguió en funciones administrativas encargadas por El Vaticano y en el Consejo Episcopal Latinoamericano en Colombia.
Santiago de Chile, 9 de octubre 2018
Crónica Digital /PL
Muy interesante. Me parece muy bien todo lo expuesto en este post sobre la poca colaboración de la iglesia en Chile. Buen trabajo al informarnos y un saludo!!