El martes, China confirmó que a solicitud de Washington se aplazó la cita, pero las partes continuaban en contacto para concertar una nueva fecha.
Según reportes internacionales de prensa, tal decisión respondió a la escalada de las tensiones entre las dos potencias.
Pero ahora Estados Unidos acusa a China de ser responsable de retrasar las conversaciones.
Hua Chunying, vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores, criticó a Washington por distorsionar los hechos de manera extremadamente irresponsable y exigió parar con actitudes que solo alejan cualquier posibilidad de entendimiento mutuo.
‘China está decepcionada con esta acusación. Fue Estados Unidos quien solicitó posponer la segunda ronda del diálogo sobre Seguridad y Diplomacia’, afirmó.
La caldeada confrontación se inflama cada vez más precisamente porque la Casa Blanca siembra discordia lo mismo en el tema económico-comercial, militar, asuntos internos como la isla de Taiwán, que hasta en su propio escenario político.
Previo a este incidente, la entrada ilegal el domingo pasado del destructor de misiles dirigidos Decatur cerca de los arrecifes e islotes de la isla Nansha, en el mar Meriodional de China, causó más ronchas en el choque interminable.
Beijing, como siempre, reafirmó su rechazo a esas incursiones militares, lo consideró una provocación y también una amenaza a los esfuerzos regionales por mantener estable la situación en ese espacio marítimo.
Pero aunque prefiere ventilar en la mesa de negociaciones cualquier polémica, el gigante asiático va subiendo el tono de su respuesta y advierte de serias consecuencias a medida que la Casa Blanca empuja más al límite las desavenencias bilaterales.
Beijing, 4 octubre 2018
Crónica Digital /PL