Chile celebró hoy el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que por 12 votos a favor y tres en contra, rechazó los alegatos de Bolivia para negociar una salida soberana al mar.
Durante la lectura del dictamen, el actual presidente de la CIJ, el somalí Abdulgawi Ahmed Yusuf, descartó cada uno de los argumentos presentados por el país del altiplano y afirmó de modo categórico que La Haya “no puede aceptar la obligación de negociar”.
En Antofagasta, la rica región norteña chilena impugnada por Bolivia por ser parte del territorio perdido en la llamada Guerra del Pacífico, se festejó el fallo en la ciudad holandesa, transmitido por la mayoría de los canales nacionales.
Hasta 1879 boliviana, Antofagasta y sus autoridades reaccionaron con “alegría y hasta cierto punto sorpresa”, por una decisión tan abrumadora del tribunal de Naciones Unidas, como opinó el exministro de Relaciones Exteriores Juan Gabriel Valdés.
La verdad es que el fallo sobrepasó nuestras expectativas y deja sin sustento el caso, remarcó Valdés, un diplomático de carrera.
En el Palacio de La Moneda, el presidente de la República, Sebastián Piñera, y varios de sus más cercanos ministros, circularon por la instalación con banderas nacionales en señal de satisfacción por el éxito en la CIJ.
“Estamos muy contentos, Chile demostró ante los jueces de La Haya su verdad. Se acabó la obligación de negociar. Es un fallo contundente, la Corte nos ha dado toda la razón”, destacó el excanciller Heraldo Muñoz.
“La República de Chile no contrajo la obligación legal de negociar un acceso soberano al océano Pacífico para el estado plurinacional de Bolivia”, reiteró categórico en sus conclusiones Abdulqawi Ahmed Yusuf.
En un manifiesto reiterado hace unos minutos, trabajadores de la cultura de Chile y Bolivia, dirigiéndose a los gobiernos de ambos países, claman por una solución definitiva, independientemente del dictamen del tribunal de La Haya.
“Tras la Guerra del Pacífico en 1879, Chile y Bolivia han vivido entre el conflicto y la desconfianza trayendo como resultado que, desde el año 1978, nuestros países no posean relaciones diplomáticas”, apuntó.
Recalcó que pasados los años, las heridas de una guerra injusta digitada por oligarquías y capitales transnacionales, anidan en el recuerdo de un pasado que nunca más debe volver a repetirse.
“Los pueblos de Chile y Bolivia no merecen seguir distanciados producto de los efectos de una guerra que aun no sana sus heridas. Negar el conflicto es no hacerse cargo del dolor ajeno y postergar la búsqueda de una solución a este centenario problema”, subrayaron.
Santiago de Chile, 1 de octubre 2018
Crónica Digital /PL