Los investigadores de la Universidad de Chicago usaron cultivos celulares de elefantes y parientes cercanos -genéticamente- de menor tamaño y les indujeron daños en el ADN capaces de generar cáncer.
Con ello observaron que las células de elefante que murieron fueron completamente intolerantes a la destrucción en el ADN de una forma en que las de sus parientes no lo eran.
Lo anterior sucede porque al introducir un agente inductor de cáncer en las células, se activa el supresor de tumores p53. Este a su vez activa al gen LIF6, que tiene la capacidad de crear daños en las mitocondrias, las factorías de energía de las células, y activar la apoptosis, explica Vicent Lynch, coautor del estudio.
Según el investigador, otros animales también se caracterizan por su resistencia al cáncer, aunque no tengan copias de los genes LIF. Se trata de criaturas como ballenas, murciélagos y ratas topo desnudas, lo que quiere decir que tienen una estrategia diferente para combatir el padecimiento.
Lynch y su equipo pretenden investigar si es posible aprovechar la estrategia de los elefantes para combatir la enfermedad en humanos. Esperan encontrar vías para desarrollar fármacos que imiten el comportamiento del gen LIF6, o para conseguir que las células cancerosas activen sus copias zombis de este.
Washington, 17 agosto 2018
Crónica Digital /PL