A través de pruebas en animales, los neurocientíficos del Instituto Tecnológico de Massachusetts comprobaron que al estimular el núcleo caudado, zona cerebral relacionada con el aprendizaje y la memoria, se provoca la adopción de decisiones negativas.
En el experimento se observó un indicador de ansiedad, depresión o alguna combinación de ambos, problemas psiquiátricos que son difíciles de tratar para muchas personas que los padecen, explica Ann Graybiel, autora principal del estudio.
Con la nueva investigación, los expertos pretendían reproducir un efecto que a menudo se observa en individuos con trastorno obsesivo compulsivo.
Estos pacientes tienden a participar en comportamientos rituales diseñados para combatir los pensamientos negativos, lo que a juicio de los especialistas, podría influir en sus actividades ante determinadas situaciones.
Luego de realizar el análisis descubrieron que la actividad de ondas cerebrales en el núcleo caudado se alteró cuando cambiaron los patrones de toma de decisiones en los animales.
Esta transformación se aprecia en la frecuencia beta y podría servir como un biomarcador para controlar si los pacientes responden al tratamiento con medicamentos, asegura Graybiel.
El descubrimiento ayudará a los científicos a comprender mejor cómo surgen algunos de los efectos paralizadores de la depresión y la ansiedad, y también a desarrollar nuevos fármacos.
Washington, 14 agosto 2018
Crónica Digital /PL