Aprendió a leer a y escribir en la escuela pública rural de Birán y continuó la enseñanza primaria en los colegios católicos privados de La Salle y Dolores, en la ciudad de Santiago de Cuba. Inició los estudios de bachillerato en el propio Colegio de Dolores y los concluyó en el Colegio de Belén, de la Compañía de Jesús, en La Habana, donde se graduó como Bachiller en Letras en junio de 1945.
Los jesuitas de Belén dijeron: ‘Fidel Castro se distinguió siempre en todas las asignaturas relacionadas con las letras… Fue un verdadero atleta, ha sabido ganarse la admiración y el cariño de todos. Cursará la carrera de Derecho y no dudamos que llenará con páginas brillantes el libro de su vida. Fidel tiene madera y no faltará el artista’.
En septiembre de 1945 matriculó en las carreras de Derecho y de Ciencias Sociales y Derecho Diplomático en la Universidad de La Habana. Allí se vinculó de inmediato a las luchas políticas en el seno del estudiantado universitario y ocupó diferentes cargos en la Federación Estudiantil Universitaria.
Como parte de su actividad política en esos años, organizó y participó en innumerables actos de protesta y denuncia contra la situación política y social en el país. Más de una vez fue golpeado o encarcelado por las fuerzas represivas. Entre julio y septiembre de 1947, cuando cursaba el tercer año de la carrera, se enroló en el contingente expedicionario organizado para luchar contra el régimen del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo. La expedición se entrenó en Cayo Confites. Fue ascendido a teniente, jefe de pelotón, y después a jefe de una compañía de batallón.
La expedición, que se trasladaba en barco, fue interceptada por una fragata de la Marina cubana. Fidel saltó al agua con su arma para no dejarse capturar. Consideró una vergüenza que la expedición terminara arrestada sin luchar.
Entró en contacto con las ideas marxistas cuando era ya estudiante universitario.
Después de su participación en la expedición contra Trujillo, viajó en 1948 a Venezuela, Panamá y Colombia como dirigente estudiantil, con el objetivo de organizar un Congreso Latinoamericano de Estudiantes que debía efectuarse en ese último país.
Se encontraba en Bogotá cuando se produjo la rebelión popular provocada por el asesinato del líder colombiano, en abril de ese año. Se incorporó resueltamente a esa lucha. Sobrevivió por puro azar.
Fidel se graduó como Doctor en Derecho Civil y Licenciado en Derecho Diplomático en 1950. Desde su bufete, se dedicó fundamentalmente a la defensa de personas y sectores humildes.
Al ocurrir el golpe de Estado de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952, fue de los primeros en denunciar el carácter reaccionario e ilegítimo del régimen de facto y llamar a su derrocamiento.
Organizó y entrenó a un numeroso contingente de más de mil jóvenes obreros, empleados y estudiantes, que provenían fundamentalmente de las filas ortodoxas. Con 160 de ellos, el 26 de julio de 1953 comandó el asalto al cuartel Moncada en Santiago de Cuba y al cuartel de Bayamo, en una acción concebida como detonante de la lucha armada contra el régimen de Batista.
Al fallar el factor sorpresa no pudieron alcanzar el objetivo. Fue hecho prisionero por las fuerzas represivas de la tiranía pocos días después del revés militar y se le mantuvo incomunicado durante 76 días.
Fue sometido posteriormente a juicio y condenado a 15 años de prisión. En un ambiente reservado y vigilado, asumió su autodefensa ante el tribunal que lo juzgó, y pronuncio el alegato conocido como La historia me absolverá, en el que esbozaba el programa de la futura Revolución en Cuba.
Desde la cárcel prosiguió su labor de denuncia del régimen opresor, al tiempo que maduró sus planes revolucionarios y profundizó la preparación teórica e ideológica de sus compañeros.
Como resultado de una fuerte presión y campañas populares, fue liberado en mayo de 1955. En las semanas subsiguientes desplegó un intenso trabajo de agitación y denuncia, y fundó el Movimiento 26 de Julio para proseguir la lucha revolucionaria.
En julio de 1955, mostrada la imposibilidad de proseguir la lucha antibatistiana por medios legales, Fidel partió hacia México para organizar desde el exilio la insurrección armada.
En condiciones económicas precarias y sometido a la estrecha vigilancia y persecución de los agentes batistianos, desplegó una esforzada labor organizativa y preparatoria, al tiempo que prosiguió una intensa campaña de difusión de las ideas y propósitos del movimiento insurreccional.
Con la divisa de que: ‘En 1956 seremos libres o seremos mártires’, Fidel, Raúl, Juan Manuel Márquez, Ernesto Che Guevara, Camilo Cienfuegos y otros destacados revolucionarios estuvieron entrenándose con largas caminatas por las calles de la Ciudad de México, escalamiento de montañas, defensa personal, tácticas de guerrillas y prácticas de tiro.
El 20 de junio de 1956, el jefe del Movimiento 26 de Julio, el Che y otros combatientes fueron detenidos, las ‘casas campamentos’ quedaron descubiertas y parte importante de las armas fueron incautadas.
Tras la salida de los establecimientos de la policía mexicana se aceleró la conspiración revolucionaria. Compraron el yate Granma, en el que zarparon hacia Cuba en la madrugada del 25 de noviembre de 1956, desde el río Tuxpan, con 82 combatientes a bordo, cuya edad promedio era de 27 años.
Después de siete días de navegación, desembarcaron el 2 de diciembre en Las Coloradas, costa sur occidental de la antigua provincia de Oriente. Las fuerzas batistianas localizaron el desembarco y hostilizaron a los expedicionarios.
El 5 de diciembre, el ejército de la tiranía sorprendió en Alegría de Pío a Fidel y sus combatientes. Los revolucionarios fueron diezmados, varios cayeron detenidos durante la persecución y muchos fueron asesinados en el acto.
Con la valiosa colaboración de los campesinos, Fidel se encontró con Raúl Castro en Cinco Palmas y reagrupó a la fuerza revolucionaria. Partió entonces a la Sierra Maestra para continuar desde allí la lucha revolucionaria.
El 17 de enero de 1957, dirigió la primera acción armada contra el ejército de Batista en el cuartel de La Plata y obtuvo su primera victoria. El Ejército Rebelde comenzó a crecer y a fortalecerse.
En su condición de Comandante en Jefe, dirigió la acción militar y la lucha revolucionaria de las fuerzas rebeldes y del Movimiento 26 de Julio durante los 25 meses de guerra. Tuvo bajo su mando directo a la Columna I ‘José Martí’ y participó personalmente en casi todas las operaciones, combates y batallas más importantes que tuvieron efecto durante la guerra en el territorio del Primer Frente Rebelde.
Tras las contundentes derrotas de las tropas élites de la tiranía, estas, a través de sus principales jefes, decidieron reconocer la victoria rebelde en el propio teatro de operaciones de la provincia de Oriente, el 28 de diciembre.
Al amanecer del 1 de enero de 1959, Fidel enfrentó, con una huelga general revolucionaria, acatada por todos los trabajadores, el golpe de Estado en la capital de la República, promovido por el Gobierno de EE.UU. Entró victorioso ese mismo día en Santiago de Cuba y arribó a La Habana el 8 de enero.
Al concluir la lucha insurreccional, mantuvo sus funciones como Comandante en Jefe. El 13 de febrero de 1959 fue nombrado Primer Ministro del Gobierno Revolucionario.
Dirigió y participó en todas las acciones emprendidas en defensa del país y de la Revolución en los casos de agresiones militares procedentes del exterior o actividades de bandas contrarrevolucionarias dentro del territorio, en especial la derrota de la invasión organizada por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, llevada a cabo por Playa Girón en abril de 1961.
Condujo al pueblo cubano en los días de la dramática Crisis de Octubre de 1962. En nombre del poder revolucionario, proclamó el 16 de abril de 1961 el carácter socialista de la Revolución Cubana.
Ocupó el cargo de Secretario General de las Organizaciones Revolucionarias Integradas, y más adelante el de Secretario General del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba. A partir de la Constitución del Comité Central del Partido Comunista de Cuba en octubre de 1965, su cargo fue el de Primer Secretario y Miembro del Buró Político, en el que fue ratificado por los cinco Congresos del Partido efectuados desde entonces.
Resultó electo Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, en representación del municipio Santiago de Cuba, en sus sucesivos períodos de sesiones desde la creación de aquella en 1976, y desde entonces y hasta el 2008 ocupó los cargos de Presidente del Consejo de Estado y Presidente del Consejo de Ministros.
Presidió misiones oficiales cubanas en más de 50 países.
Recibió más de un centenar de altas condecoraciones extranjeras y cubanas, así como numerosas distinciones académicas honorarias de centros de enseñanza superior en Cuba, América Latina y Europa.
Dirigió estratégicamente la participación de cientos de miles de combatientes cubanos en misiones internacionalistas en Argelia, Siria, Angola, Etiopía y otros países, e impulsó y organizó el aporte de decenas de miles de médicos, maestros y técnicos cubanos que han prestado servicios en más de 40 países del Tercer Mundo, así como la realización de estudios en Cuba por parte de decenas de miles de estudiantes de esos países.
Encabezó la acción decidida del pueblo cubano para enfrentar los efectos del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba por los Estados Unidos desde hace más de cuarenta años y las consecuencias en el plano económico del derrumbe de la comunidad socialista europea.
Además, promovió el esfuerzo tenaz de los cubanos para superar las graves dificultades resultantes de esos factores, su resistencia durante el llamado Período Especial y el reinicio del crecimiento y desarrollo económico del país.
También lideró la lucha de la isla por la liberación de los cinco antiterroristas cubanos condenados a largas penas en Estados Unidos y por el regreso a su patria del niño Elián González, secuestrado en el propio país norteño.
A lo largo de los años impulsó y dirigió las batallas del pueblo cubano por la consolidación del proceso revolucionario, su avance hacia el socialismo, la unidad de las fuerzas revolucionarias y de todo el pueblo, las transformaciones económicas y sociales del país, el desarrollo de la educación, la salud, el deporte, la cultura y la ciencia, la defensa, el enfrentamiento a las agresiones externas, la conducción de una activa política exterior de principios, y las acciones de solidaridad con los pueblos que luchan por la independencia y el progreso.
Su legado incluye la defensa del multilateralismo, de la integración latinoamericana y caribeña, de un mundo libre de las armas nucleares, del medio ambiente y de la paz, posturas que promovió en diversos foros internacionales, entre ellos las Naciones Unidas.
Falleció en La Habana, el 25 de noviembre de 2016.
Fuente: Sitio web Fidel Soldado de las Ideas y los archivos de Prensa Latina.
Santiago de Chile, 13 de agosto 2018
Crónica Digital /PL