Los análisis de laboratorio de muestras de agua y nieve recolectadas durante una reciente expedición de tres meses de Greenpeace a la Antártica, la que fue liderada por el rompehielos Arctic Sunrise de la ONG ambientalista, han revelado la presencia de microplásticos y químicos en la mayoría de las muestras analizadas.
“Imaginamos que la Antártida es un área natural y pura. Lamentablemente estamos equivocados”, dijo Estefanía González, coordinadora de la campaña de océanos de Greenpeace. “La contaminación, el cambio climático y la pesca industrial de krill están dejando una huella clara y dañina de la humanidad en el lugar. Los resultados muestran que los hábitats más remotos de la Antártica están contaminados con desechos microplásticos y químicos peligrosos. Por eso es que resulta urgente la creación del Santuario en el Océano Antártico para proteger los pingüinos, las ballenas y todo el ecosistema de este espacio irrepetible para la humanidad”, agregó.
En un extenso informe dado a conocer por la ONG, siete de las ocho muestras de agua de superficie marina analizadas contenían microplásticos, es decir, plásticos de menos de 5mm de diámetro.
No solo eso: siete de las nueve muestras de nieve analizadas tenían concentraciones detectables de los químicos persistentes, llamados sustancias alquiladas perfluoradas y polifluoradas (PFC). Estos químicos se utilizan ampliamente en muchos procesos industriales y productos de consumo y han sido relacionados a problemas reproductivos y de desarrollo en la fauna.
De manera sorpresiva, las muestras recolectadas incluían nieve recién caída, lo que sugiere que los químicos peligrosos fueron depositados desde la atmósfera.
Hay relativamente poca información acerca de microplásticos en aguas del Océano Antártico y este análisis revelado por Greenpeace aporta información nueva y valiosa respecto de la presencia y el estado de dicha contaminación en una zona que pareía estar libre de polución.
“Durante nuestro recorrido por la zona nos encontramos con todo tipo de desechos de la industria pesquera en la Antártica. Habían boyas, redes y lonas hundidas entre icebergs. Era muy triste de ver. Las quitamos del agua, pero queda muy claro que necesitamos mantener este área fuera de los límites de la actividad humana si es que queremos proteger la increíble fauna de este ecosistema”, explicó Frida Bengtsson, de la campaña Protege la Antártida de Greenpeace.
“Se ha encontrado plástico en todos los rincones de nuestros océanos, desde la Antártica hasta el Ártico. Incluso en el punto más profundo del océano: la Fosa de las Marianas. Necesitamos actuar de manera urgente para reducir el curso del plástico hacia nuestros mares y por eso requerimos reservas marinas a gran escala, como un enorme Santuario en el Océano Antártico, iniciativa que cuenta con el apoyo de más de 1.6 millón de personas y que busca proteger la vida marina y nuestros océanos para las futuras generaciones”, dijo Estefanía González
La investigación de Greenpeace se realizó de enero a marzo de este año e incluyó inmersiones submarinas. Todo, en el contexto de una iniciativa que busca crear el mayor santuario marino del mundo, una enorme extensión de 1.8 millones de kilómetros cuadrados que equivale a cinco veces el tamaño de Alemania.
La iniciativa está siedo propuesta por la UE y la decisión final se tomará en la próxima reunión de la Comisión del Océano Antártico (CCRVMA) que se desarrollará en octubre próximo.
Santiago de Chile, 7 de junio 2018
Crónica Digital