Casi tres meses después de los comicios legislativos del 4 de marzo último, el sistema político italiano trata aún de salir de un laberinto, en el cual todos los caminos recorridos hasta ahora resultaron ilusorios.
La fórmula a la cual apuesta Di Maio, consiste en reponer como primer ministro encargado a Giuseppe Conte y mantener entre las propuestas de ministros a Paolo Savona, pero al frente de otra cartera.
De esa manera se saldaría sin vecedores ni vencidos el conflicto surgido cuando el jefe del Estado vetó la designación del octogenario economista como titular de Economía y Finanzas.
Mattarella se opuso al nombramiento de Savona, conocida figura de larga trayectoria en los ámbitos docente, académico, empresarial y de gobierno, por sus conocidas críticas hacia le Unión Europeo y el euro.
Al defender su decisión tras aceptar la renuncia Conte, el mandatario señaló que nadie podía acusarlo de obstaculizar la formación del gobierno y añadió que, por el contrario, acompañó ‘con gran colaboración’ aquel intento, ante la presencia de una mayoría parlamentaria, con respeto a las reglas de la Constitución.
El mandatario apuntó que la designación del ministro de Economía constituye siempre un mensaje inmediato, de confianza o alarma, para los operadores económicos y financieros, por lo que pidió para esa cartera un exponente político autorizado de la mayoría parlamentaria.
‘Un exponente que -más allá del aprecio y de la consideración por la persona- no sea visto como seguidor de una línea, muchas veces manifestada, que podría provocar probablemente o, incluso, inevitablemente, la salida de Italia del euro’, indicó.
La actuación de Mattarella enfureció a los líderes del M5E y la Liga, quienes se sintieron agredidos por lo que interpretaron como una subordinación a los intereses del organismo regional de integración y Di Maio llegó al punto de amenazar con promover un juicio político el jefe del Estado en el parlamento.
Reconsiderado ese exabrupto, Di Maio se disculpó y fue recibido hoy por Mattarella, quien tras escuchar su propuesta, convocó al actual primer ministro designado, Carlo Cottarelli, a quien indicó abrir un compás de espera en la formación de un gobierno técnico neutral que conduzca el país hacia elecciones anticipadas.
Unas horas más tarde, Cottarelli regresó al Palacio Quirinal donde sostuvo otra entrevista de unos 30 minutos con el presidente, tras la cual evitó emitir cualquier pronunciamiento.
Salvini, por su parte, reaccionó con cautela ante la propuesta de Di Maio y en un acto de campaña con vistas a las elecciones administrativas del próximo 10 de junio, expresó, según www.huffingtonpost.it que ‘veremos en las próximas horas, vamos a razonar, lo evaluaremos. Si Di Maio ha cambiado su posición, hablaré con él’.
Al referirse a las propuestas de ministros presentadas a Mattarella, incluyendo a Savona, Salvini advirtió que si quitaban aunque fuera a uno solo, el gobierno no tendría razón de existir, ante lo cual hubo quien llamó la atención sobre cómo el líder de la Liga utilizó el verbo ‘quitar’ y no ‘trasladar’ o ‘mover’.
Mientras tanto, 88 días después de las elecciones en las cuales ninguna de las fuerzas logró la mayoría para formar gobierno, Italia está urgida de contar, como apuntó Mattarella hace poco más de tres semanas, con un ejecutivo dotado de plenos poderes para cumplir importantes compromisos dentro y fuera del país.
Además de las elecciones administrativas del 10 de junio en 783 municipios, 21 de ellos capitales de provincia y uno de región, Italia deberá asistir los días ocho y nueve del mismo mes a la reunión de jefes de estado o de gobierno del G7, en Canadá; el día 28 a la del Consejo Europeo; y el 11 de julio a la cumbre de la OTAN.
De cualquier manera, la experiencia de casi tres meses de forcejeos entre los partidos con representación parlamentaria aconseja actuar con prudencia y valorar el alcance de cada paso, antes de prever el otro, pues de nada sirve ver la luz al final del túnel, si no se sale del laberinto.
Roma, 31 mayo 2018
Crónica Digital /PL