Banalizar, manipular, buscar un aprovechamiento populista, coyuntural, a una demanda de que ha madurado en la sociedad chilena, como es son los derechos políticos, sociales, económicos de las mujeres, es una fórmula que se equivoca , al simplifica r y esquematizar el análisis de los hechos y restarle el carácter de problema estructural de la sociedad chilena.
El movimiento- al que se busca caricaturizar denominándolo “ola feminista”- ha puesto en la agenda política un conjunto de demandas que apuntan a un cambio cultural del modelo económico y social imperante, y que es reproducido por un modelo de familia, de la organización empresarial, un sistema educacional sexista, una sociedad donde la mujer tiene un rol subordinado, y donde la apreciación social y posición discriminada respecto del hombre se revela en menores sueldos por igual trabajo, una reducida presencia en niveles e instituciones y lugares de decisión política, legislativa o gubernamentales, en la academia, y centros de educación o pensamiento.
Lo cierto es que la generación de un movimiento social que pone sobre la mesa, un tema que durante siglos ha sido ocultado bajo la alfombra, por quienes han gobernado la política, , la economía e impuesto un modelo cultural de dominación ,en la sociedad imponiendo valores, costumbres , ha logrado estremecer la conciencia social.
El destacado rol- que han jugado los estudiantes, en primer lugar las mujeres, pero y también los hombres de las nuevas generaciones, constata que el antiguo modelo económico y social imperante, ya no puede mantenerse y que están madurando los fermentos del inevitable cambio en las relaciones de poder entre el mundo de la mujer y una estructura machista expresada en todos los ámbitos.
Pero no es una contradicción entre los géneros, o meramente sexista, un abuso sexual que se deba circunscribir en lo delictual. La propia agresión sexual encierra, contiene y es expresión de un abuso de poder en una sociedad construida sobre la subordinación, la dependencia, el irrespeto, la imposición de la autoridad detentada en el poder social, económico, laboral y a veces hasta en la autoridad familiar, en definitiva , la violencia, la injusticia, la discriminación y la subordinación , contra la mujer.
De tal manera que la protesta y el reclamo femenino va más allá de la demanda por la igualdad o un mea culpa “políticamente correcto”, como hemos escuchado de la máxima autoridad política nacional. Los cambios deben ser estructurales en el modelo político, social, económico y cultural.
Entonces la “ola feminista”, no es un fenómeno coyuntural, ni se refiere solo -aunque es un tema vital- a la educación sexista, o al acoso perpetrado en las aulas universitarias o educacionales. El fenómeno se expresa en las familias, en el trabajo, en la calle, en la empresa, en la población, en el deporte, en las Fuerzas Armadas, en los Partidos políticos,
La movilización estudiantil es un hecho relevante que ha estremecido a la sociedad en su conjunto, y hay que defenderlo, sobre todo cuando se les presiona, chantajea y amenazan con la represión policial y se busca satanizar – a través de los medios, las autoridades educacionales o gubernamentales- sus válidas razones.
Otra estrategia propagandística del Gobierno y de la Derecha es desacreditar lo realizado por el Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet e históricamente por las fuerzas políticas de izquierda, en esta materia, como lo hicieran la Ministra Secretaria General de Gobierno, Cecilia Pérez, recurriendo a viejos, gastados y básicos recursos retóricos del populismo ramplón y retorcidos argumentos cercanos al neofacismo-
Dijo la ministra Pérez: “La izquierda siempre se ha equivocado, y hoy más que nunca cuando se sienten dueñas de ciertas banderas de la sociedad chilena. Por muchos años trataron xde hacernos creer que ellos eran dueños de las bandera de la cultura, el medioambiente, de la mujer, de los Derechos Humanos. Hoy se han encontrado con una centroderecha que no solamente tiene sintonía y sensibilidad por estos temas sino que los toma como propios”-
Es decir, una clara confesión de que el objetivo de la Derecha es “arrebatar” las banderas a la izquierda democrática, y “apropiarse” de ellas, con un evidente objetivo demagógico. Y además, a través del dominio unilateral de los medios de comunicación generar el efecto de la post verdad.
Otra voz en el debate es el de la senadora de la región de Los Ríos y propagandista conservadora, Ena von Baer, enemiga del aborto en tres causales, aprobada por el Parlamento y ahora Ley de la República, y la única mujer que integra la mesa de trabajo para prepara un aggiornamiento de los 27 principios que rigen a la UDI, la misma que dijo que “una mujer no tiene derecho a interrumpir el embarazo porque solo presta el cuerpo”.
Es razonable entonces que la Opinión Pública, los ciudadanos se, pregunten cuánto oportunista y demagógico es el gobierno cuando presente su programa de de 12 puntos de la llamada Agenda Mujer y cuanto sólo corresponde a un aprovechamiento coyuntural de un estado de ánimo ciudadano.
Con razón el rector de la Universidad Diego Portales y columnista de El Mercurio, Carlos Peña, se pregunta el domingo 27 de mayo: “Piñera ¿feminista?, Y seguidamente detalla: ”El repentino feminismo de Piñera puede ser producto de una simple impostura, de un oportunismo rampante o, en cambio, el resultado de un error de diagnóstico, de la creencia de que todos los fenómenos sociales son reivindicativos y ninguno demanda cambios estructurales”.
Lo más probable, concluye Peña,, “es que ese feminismo sea el fruto equilibrado de ambos, del oportunismo y de la incomprensión. Sólo una cosa resultará con toda certeza de todo esto: se acabarán los chistes groseros y sexistas-¿ se acuerda?- con que hasta ayer el Presidente gustaba adornar sus intervenciones”.
Además, resulta poco confiable, que la Derecha, hoy en La Moneda, haya cambiado su conducta histórica. Como dice Carlos Peña:”¿ Es creíble que quienes se opusieron al divorcio, a la igualdad de los hijos habidos dentro y fuera del matrimonio, al divorcio, al aborto, a la píldora del día después ( porque a todas esas cosas la derecha se opuso) aparezcan de pronto promoviendo una agencia de género, un repertorio de iniciativas que abogan por la igualdad de entre hombres y mujeres?”.
En resumidas cuentas, apunta Peña, el problema de fondo no es el abuso o la falta de justicia, es la dominación , y “lo que las mujeres hoy reclaman es la autonomía o si se prefiere soberanía sobre si mismas, la que no es concebible si no tienen también autonomía sobre sus proyectos vitales y sobre sus cuerpos”.
Santiago de Chile, 28 de mayo 2018
Crónica Digital