El ataque incendiario a una iglesia en esta capital agravó hoy más la tensión persistente en Chile, ante los casos de abusos sexuales de ministros católicos, tema en plena ebullición en el Vaticano.
Un grupo indeterminado de personas lanzaron una tres bombas tipo molotov en el frontis de la parroquia Nuestra Señora de las Américas, en la comuna de Conchalí, un barrio de la zona norte de Santiago.
“Cerdos violadores no queremos sus sermones. Insurrectos”, podía leerse en uno de los carteles que fueron colocados en el templo de la Iglesia católica chilena, cuyos 34 obispos debieron presentar su renuncia al papa Francisco hace una semana.
Aunque de momento se trata de un hecho aislado, la policía de Carabineros tomó nota de lo ocurrido en Conchalí, ante el clima crispado en el país austral por el conocimiento de más expedientes de abusos sexuales cometidos por prelados.
Justamente a propósito de la visita del papa en enero pasado, varias capillas en la región de la Araucanía, visitada por su santidad, fueron objeto de ataques similares, además de un intento en Santiago.
Al cierre de la semana y tras una seguidilla de noticias de comportamientos torcidos de varios curas chilenos, este viernes se supo de la confesión de un clérigo colaborador del arzobispo de Santiago, el cardenal Ricardo Ezzatti.
Según informaciones recogidas por el diario La Tercera del arzobispado de esta capital, el sacerdote Oscar Muñoz, quien era asesor directo de Ezzatti, admitió haber cometido abusos sexuales y fue removido de sus funciones en enero.
Santiago de Chile, 26 de mayo 2018
Crónica Digital /PL