Acostumbrados como televidentes a invasiones y ataques aéreos contra otros pueblos mostrados “en vivo y en directo” por canales de televisión, incluida destrucción y muertes, al parecer no nos sorprende que desde Estados Unidos se reitere la posibilidad de una invasión a la República Bolivariana de Venezuela, insistida luego de las elecciones del domingo 20 de mayo, bajo el pretexto de un proceso electoral supuestamente ilegítimo y antidemocrático.
…Y esta vez pretende la Casa Blanca que la “sanción” sea con el aval de la Unión Europea, Canadá y los 14 países miembros del Grupo de Lima, entre ellos Chile, considerados por Washington aliados estratégicos para cumplir con el objetivo de terminar con el proceso político y social que se desarrolla en Venezuela.
En el empeño por detener el proceso chavista, la oposición ha fracasado con tácticas como no participar en procesos electorales; pretender crear gobierno paralelo; llamar a la abstención en comicios eleccionarios; o realizar desesperadas acciones terroristas con un alto costo en víctimas fatales.
Se han visto frustrados asimismo los boicots económicos y comerciales internos y externos y las políticas coercitivas en distintos ámbitos instrumentadas por Estados Unidos y otros países de Europa. No han tenido los resultados esperados por la Casa Blanca pese a que el impacto lo ha sentido ya el pueblo venezolano en la falta, por ejemplo, de insumos en medicina y salud que se deben importar.
En ese contexto, Nicolás Maduro vence nuevamente en las elecciones presidenciales del domingo 20 de mayo, calificadas como “farsa” por Donald Trump, quien inmediatamente dispuso profundizar el boicot económico, financiero y comercial que se despliega contra ese país latinoamericano, y reflotó la posibilidad de una alternativa cruenta.
“…según indicaron altos funcionarios, Estados Unidos “continúa manteniendo todas las opciones de respuesta” ante la situación de Venezuela, “incluida la opción militar”, y está coordinando activamente una acción conjunta con los 14 países miembros del Grupo de Lima”, se informó a través de agencias noticiosas internacionales.
En columna de The New York Times (martes 22) se sostiene también: “Figuras públicas (de Venezuela) que hasta ahora se manifestaban incondicionales de una transición no sangrienta, de una salida electoral que no dependiese otra vez de los militares, han comenzado a expresar en las redes que no avalarán una salida no electoral, pero que tampoco la condenarán”.
Luego se agrega en el NYT”: …Otro dilema se les viene encima a los ciudadanos comunes y los activistas políticos con convicciones democráticas: dejar que el gobierno, a la usanza de las casi seis décadas de dictadura comunista en Cuba, se perpetúe en el poder, convocando periódicamente a elecciones blindadas para no perder; o aprender a convivir con las otras salidas propuestas y en desarrollo: la asonada militar, la insurrección popular de calle, la intervención extranjera o una mezcla de las tres”.
En el empeño mediático injerencista surge una interrogante de rigor en este aún hipotético cuadro: ¿Se arrastraría también a ello, o se dejarían arrastrar, los gobiernos e instituciones de los países del Grupo de Lima?
Tal como en el impasse Corea del Norte, se espera que la ponderación y clara posición anti intervencionista demostrada por Rusia y China desaliente a Washington y Trump no traiga sus tambores de guerra a Latinoamérica.
Los gobiernos de ambos países de Europa Occidental y Asia expresaron su reconocimiento a las elecciones realizadas en Venezuela y sus resultados, felicitaron a Nicolás Maduro y demandaron de Estados Unidos respeto a la soberanía, autodeterminación e independencia de Venezuela, país que ostenta hoy, en la persona de Maduro, la secretaría pro-tempore del Movimiento de Países No Alineados (instancia conformada por más de un centenar de naciones de todos los continentes).
Los gobernantes Vladímir Vladímirovich Putin y Xi Jinping deploraron asimismo la actitud de los gobiernos que a priori declararon que no reconocerían los resultados de los comicios electorales.
Por Manuel Villar Burchard
Santiago de Chile, 25 de mayo 2018
Crónica Digital