Los 11 mil 903 kilómetros que separan a Santiago de Roma, Italia, parecen importar poco en el seguimiento de las conversaciones que desde hoy tendrá el papa Francisco con los obispos de Chile.
Junto con la atención en lo posible a los eventuales sucesos en el Vaticano, las tres víctimas de abusos sexuales de la Iglesia Católica chilena que visitaron recientemente Roma, mantienen un monitoreo permanente de las posturas de los obispos.
Juan Carlos Cruz, James Hamilton y Juan Andrés Murillo, quienes sufrieron los actos de pederastia del defenestrado cura Fernando Karadima, subrayaron aquí que los comentarios de los obispos Juan Ignacio González y Fernando Ramos son cuestionables.
González, de la comuna de San Bernardo, y Ramos, auxiliar de Santiago, hicieron comentarios previos a las audiencias con el Sumo Pontífice entre el temor, rasgos de supuesta humildad y también de desconocimiento.
Ante esas posturas, Cruz, Hamilton y Murillo, reaccionaron indignados y remarcaron que afirmar ahora que probablemente el papa Francisco sepa más de ellos de las trasgresiones sexuales de ministros de la iglesia en Chile, es inconsistente.
Murillo en particular recordó que González, quien asegura que habló con los tres hace un tiempo, “fue quien dijo públicamente que la cortáramos con que nos tenían que pedir perdón”, y jamás se entrevistó con alguno de ellos.
“Son grandes actores, que ven una realidad y una verdad totalmente distinta a la que vemos la gente común”, señaló Cruz en su cuenta de Twitter.
Cruz, Hamilton y Murillo fueron invitados por el Santo Padre a visitar el Vaticano, donde los atendió personalmente y les ofreció para su alojamiento su propia residencia, la Casa Santa Marta.
Los obispos chilenos sostendrán encuentros con Jorge Mario Bergoglio hasta el 17 de mayo y si bien el Vaticano ya adelantó que no emitiría comunicado alguno, se esperan trascendidos importantes.
Dos de las cabezas más visibles que generaron un ambiente de desprestigio de los líderes eclesiásticos en Chile, el obispo Juan Barros y el cardenal Francisco Javier Errázuriz, viajaron a Roma para el encuentro con el papa Francisco.
Errázuriz, arzobispo emérito de Santiago, es acusado por testigos de ocultar evidencias sobre el caso Karadima, mientras Barros, obispo de la sureña ciudad de Osorno, fue el detonante que obligó a reaccionar al papa, que lo defendió durante su visita a Chile en enero.
El pasado sábado, en un comunicado de la sede pontificia quedó en claro que obispos de Chile recibirán una severa reprimenda por el papel en cubrir el abuso sexual cometido por sus sacerdotes y por sus graves omisiones en el cuidado de las víctimas.
La nota subraya que el papa Francisco quiere discernir en torno a las responsabilidades y trazar los cambios en la iglesia chilena para evitar que estas heridas desgarradoras se repitan.
Muchos especulan con una renovación profunda al interior de la Conferencia Episcopal del país austral.
Por Fausto Triana
Santiago de Chile, 15 de mayo 2018
Crónica Digital /PL