La partida escalonada de 31 de los 31 obispos chilenos hacia Roma no arrojó grandes noticias, salvo el evidente cambio de tono de los eclesiásticos para referirse al tema que los convoca al Vaticano.
‘A pocos días de reunirnos con él, reiteramos nuestra unión con el papa Francisco en el dolor y vergüenza expresados frente a los delitos cometidos en contra de menores y adultos en ambientes eclesiales’, señaló un comunicado de la Conferencia Episcopal.
Con recursos propios y la clara orden de cada uno se paga sus gastos de viaje y alojamiento, los jerarcas de la Iglesia Católica en Chile parecen conscientes de que la cita de la semana próxima en Roma irá más allá de un regaño.
‘Con humildad y esperanza acudimos al llamado del sucesor de Pedro’, expresaron.
Recordemos que Jorge Bergoglio se ha tomado el tema de los abusos sexuales con seriedad absoluta, pero también sabiduría, porque no es nada fácil romper con silencios y hermetismo en el seno de la curia papal, apuntó el experto Antonio Jesús Alvarado.
‘Al interior de las reuniones, seguramente los responsos de Francisco serán duros y verticales; luego varios obispos pasarán a retiro por edad y cuatro de ellos saldrán por el caso Karadima (Fernando)’, opinó Alvarado en diálogo con Prensa Latina.
El foco del problema se concentra en el obispo de la sureña localidad de Osorno, Juan Barros, acusado de encubrimiento de los abusos sexuales cometidos por el defenestrado cura Karadima, condenado a una vida de oración y penitencia en 2011.
Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, testigos claves que acaban de visitar el Vaticano, destacaron que ‘el papa nos pidió perdón en nombre propio y de la iglesia’, tras sus entrevistas. Los tres fueron esenciales para permitir que Francisco cambiara de criterio, cuando durante su visita en enero a Chile defendió a Barros.
Sin embargo, el Sumo Pontífice admitió que fue ‘mal informado’ después de recibir minuciosos informes de su enviado al país austral, el obispo de Malta, monseñor Charles Scicluna, considerado fiscal del Vaticano.
La actitud del papa de acoger a las víctimas marca un ejemplo y nos muestra el camino que la Iglesia chilena está llamada a seguir ante las denuncias de abuso de conciencia, abuso sexual y, en definitiva, frente a todo abuso de poder, admitió la Conferencia Episcopal.
Un giro de 180 grados respecto a la actitud del pasado reciente que mostraba cierta prepotencia y daba la espalda a las declaraciones de personas que sufrieron desmanes de ministros de la iglesia.
Por fausto Triana
Santiago de Chile, 11 de mayo 2018
Crónica Digital /PL