Se nos fue Carlos Jorquera Tolosa, el Negro, sin mucha estridencia, como quien se despide de los amigos, luego de un encuentro en un bar como Las Lanzas, lugar de culto , de conjunción de republicanos y soñadores, en la Plaza Ñuñoa, donde el cariño de sus propietarios disponía para él una mesa personal y su vino, donde permanecía sumido en sus pensamientos y recuerdos y departía con amigos, colegas y el público que le expresaba su cariño.-
S e nos fue “el Negro”, a pocos días de cumplir los 95 años, pero nos dejó su alegría de vivir, de compartir, su compromiso con Allende y esa Revolución chilena de vino tinto y empanadas. y su lealtad a toda prueba, con Salvador Allende, “el Chicho”, y por ende con su pueblo y su proyecto, con la utopía que soñamos tantos, y que merece una nueva lectura, y un nuevo compromiso histórico.
Compartió con Allende sueños, aventuras , complicidades y luchas, acompañándolo , fiel hasta la médula, hasta el dia épico de su combate final por la democracia y la dignidad.
Pero con el Negro las cosas no son de llanto, sino de alegría de vivir la esperanza y los sueños.
Sobre todo de las lealtades que aprendió en su Casablanca materna, donde sus coterráneos, y cercanos, con indisimulado orgullo local recordaban como “el Tito”.
Claramente no era un periodista “objetivo”, sino un periodista orgullosamente comprometido, que puso su profesionalismo al servicio de una causa: la democracia y el proyecto socialista de su amigo , camarada y Compañero Presidente., del cual fue Secretario de Prensa-Y claro, de la amistad, el apoyo, a la Revolución Cubana y las causas libertarias de todos los pueblos de este continente y otras latitudes. Fue integrante del primer Consejo de Redacción de Punto Final, junto a otros señeros periodistas como Augusto Olivares Becerra, Manuel Cabieses y Mario Díaz .
En el exilio, fue pieza vital , en Venezuela, en la publicación en El Diario, de Caracas el 7,8 y 10 de diciembre de 1984, del reportaje con las estremecedoras confesiones hechas a la periodista Mónica González. por el agente de los aparatos de represión de la dictadura de Pinochet, Andrés Valenzuela ”el Papudo”, donde, por primera vez y desde su interior, se develan los brutales métodos de los servicios secretos de las Fuerzas Armadas y la dictaduraa contra los demócratas.
En el épico combate por La Moneda, el 11 de septiembre de 1973, en que la soldadesca, ametrallo los símbolos de la Patria, fue herido, pero pudo librarse del asesinato colectivo de sus defensores. Y obedeciendo las ordenes de Allende, no se inmoló junto a los otros héroes.
El Negro, fue enviado por la dictadura al campo de concentración de Isla Dawson, en el Estrecho de Magallanes, administrado por la Armada, junto a ministros, dirigentes políticos y líderes del legítimo gobierno democrático.
Jorquera vivió luego el exilio, en Venezuela y de vuelta a Chile trabajo como analista en la Cancillería.
Crónica Digital le recuerda con respeto y cariño, con admiración por su trayectoria y compromiso, con la admiración y el reconocimiento de su calidad humana y profesional puesta al servicio de una causa noble: el pueblo y sus esperanzas de un futuro mejor.
Por Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 5 de abril 2018
Crónica Digital