En esta nueva celebración internacional del Día de La Tierra, Ecologistas organizados políticamente en el Partido Ecologista Verde queremos reafirmar nuestro compromiso para proteger y cuidar nuestro Planeta, nuestra Madre Tierra. Nos sumamos a esta conmemoración y su declaración instaurada por Naciones Unidas hace casi 5 décadas para ser responsables con la defensa de la Naturaleza, por sí misma y por la necesidad de ella en la actualidad, y el estado crítico para el sustento vital del bienestar de generaciones futuras de seres humanos, de otras especies y ecosistemas compartidos.
Hoy, al igual que hace 20 años, hacemos un llamado a militantes de nuestro partido, a ecologistas participantes de otros partidos y movimientos políticos, y a ecologistas alejados de la participación política directa, para que expresen su compromiso a través de diferentes esfuerzos personales, familiares, comunitarios, de fundaciones e institucionales, a fortalecer la construcción de liderazgos políticos ecologistas que hagan posibles las decisiones que guiarán las necesarias transformaciones sociales desde el gobierno para la defensa de la Naturaleza y del Buen Vivir.
Nuestra forma de vida tiene consecuencias en el medio ambiente que nos rodea y nos constituye, por lo que nos comprometemos a trabajar para que no solo avancemos en limitar el daño a los Ecosistemas, sino ir más allá: Beneficiarlos. Es innegable que nuestra sociedad no puede desarrollarse sin intervenir nuestro entorno, pero esta intervención no puede atentar contra el equilibrio que sustenta los ecosistemas, base de toda forma de vida.
La propuesta neoliberal que gobierna nuestro país y gran parte del mundo -cuyo alcance son los límites mismos del planeta- busca rentabilizar los capitales a cualquier costo, aún cuando esas “ganancias” generen pérdidas en la biodiversidad planetaria y la salud de las personas, con un deterioro progresivo de la calidad de vida en general. Esto, sin duda, afecta más a quienes socioeconómicamente viven en una condición más vulnerable, sin acceso a trasladarse o trasladar bienes desde otros territorios a los propios afectados.
En este escenario, las disputas políticas que se fuerzan a ser diferenciadas entre “derecha” e “izquierda” nos parecen en la actualidad proyecciones forzadas de conflictos históricos, que no logran evolucionar en una sociedad que ha crecido en conocimiento y desarrollo tecnológico. A la vez, es esencial acoger el desarrollo cultural de pueblos y culturas ancestrales y todo lo que nos ofrece la oportunidad de un buen vivir personal y colectivo en armonía con la Naturaleza.
No nos hace sentido la disputa entre el Mercado y el Estado como antagonistas, sino que apuntamos a una mirada sistémica basada en la integración público, privada, académica y comunitaria, como la mejor forma para hacer frente al Desarrollo en su sentido amplio, más allá del aumento de la generación de bienes y capital, en el contexto de los desafíos del Cambio Climático. Esto se acentúa en nuestro país, donde la derecha histórica representada en Chile Vamos, ha limitado los beneficios del mercado con diversas formas de colusión y la izquierda histórica, representada en la Nueva Mayoría, ha limitado los beneficios del Estado, a través de la corrupción y la apropiación de los bienes comunes para el enriquecimiento personal de sus representantes.
En el mundo actual, donde la energía se puede obtener del sol, las modificaciones genéticas son cada vez más comunes, el trabajo puede ser realizados por máquinas e inteligencia artificial, la salud humana se relaciona con las bacterias presentes en los intestinos y donde la propia identidad en sus distintas expresiones se construye en un abanico de posibilidades, requerimos de una renovación profunda de los objetivos y disputas políticas.
Necesitamos con suma urgencia una mirada distinta de nuestro “estar en el mundo”, revisar nuestros patrones de consumo, saber qué es lo que hay detrás de los productos que elegimos. El agotamiento de las reservas naturales y la enorme cantidad de desechos atentan contra la flora y fauna, y en definitiva, contra nosotros mismos. Detener nuestro consumo sinsentido es un primer paso para combatir el actual y crítico cambio climático, el que sólo puede ser revertido con el surgimiento de un nueva sociedad cuyo pilar sea el Buen Vivir, donde todos los seres del planeta vivamos en armonía y equilibrio.
Podremos avanzar con la conciencia y el trabajo comunitario en: recuperar el agua como un derecho humano esencial para todas las comunidades, proteger los humedales (no podemos perder ni un metro cuadrado más), potenciar la generación de energías renovables y limpias gestionadas de manera democrática, recuperar y defender una agricultura sin tóxicos y una producción de proteína animal sin antibióticos, ni hormonas, en condiciones de respeto para los animales, derecho a la medicina y la cultura ancestral con una visión del ser humano en todas sus dimensiones, ordenamiento territorial que privilegie la calidad de vida y no el interés inmobiliario, acceso libre y garantizado a nuestras cumbres así como a nuestras playas, educación para el desarrollo humano con herramientas para el bienestar, la felicidad y donde las relaciones humanas vayan mucho más allá de las habilidades productivas, sino que abran puertas al altruismo y la cooperación, como uno de los caminos posibles, alternativos a la competencia.
Convocamos a autoridades y ciudadanos(as) a ser activos defensores de nuestra Madre Tierra, y a reflexionar como sociedad en cómo cada uno puede aportar con su trabajo y fortaleza.
Crónica Digital