Bolivia demanda a la CIJ obligar a Chile a negociar una salida soberana al mar, en medio de descalificaciones mutuas y prácticamente ningún acuerdo en el horizonte.
La estrategia del gobierno de La Paz que encabeza Evo Morales ha sido dar mayor visibilidad al asunto y cuestionar la legitimidad del Tratado de 1904 luego de la sangrienta Guerra del Pacifico.
Un analista argentino afincando en la Universidad de Chile hizo sonar las alarmas en el país austral. El razonamiento fue muy simple: la esclavitud fue durante algún tiempo legal pero terminó por desmoronarse por su enorme perfil de injusticia.
Empero hubo una pregunta que deslizó el presidente chileno, Sebastián Piñera. ¿Dejarían de ser connacionales los ciudadanos de la norteña Antofagasta por un dictamen en La Haya?
El mandatario boliviano se pronunció por un canal de diálogo y un nexo amistoso con su vecino. Sin embargo, todo sobre la base de recuperar el acceso al océano Pacífico y, de cierto modo, reclamar a Antofagasta.
Chile hizo énfasis en aclarar aspectos alrededor del caso ocurridos a lo largo de los años y en particular, la vigencia del Tratado de 1904. Consideró en especial que el equipo jurídico de su contrincante incurrió en ‘tergiversaciones y descalificaciones’.
El canciller Roberto Ampuero junto a Piñera, no ha cesado de repetir que la nación austral no cederá ni un centímetro de territorio.
Sin reparos, Bolivia admitió que si el fallo de la CIJ era adverso, seguirían en la batalla en otras instancias. Chile recalcó que si no obtenía la comprensión de La Haya, acataría el resultado, sin especificar en qué sentido.
Durante la Guerra del Pacífico a finales del siglo XIX, Bolivia perdió 400 kilómetros de costa y 120 mil kilómetros cuadrados de territorio.
Tocará a los jueces del tribunal internacional pronunciarse hacia fines del año en curso o a inicios de 2019.
Por Fausto Triana
Santiago de Chile, 30 de marzo 2018
Crönica Digital /PL