Según el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, los planeados aranceles a las importaciones chinas apuntarán a productos de alta tecnología, pero también podrán alcanzar a una amplia gama de sectores.
Trump informará las acciones que ha decidido tomar con base en la investigación sobre los esfuerzos chinos que distorsionan el mercado, para forzar, presionar y robar tecnología y propiedad intelectual estadounidense, señaló ayer Raj Shah, vocero de la Casa Blanca.
Hace tres días, el diario The Washington Post reportó que el mandatario norteamericano prepara un paquete de 60 mil millones de dólares en aranceles anuales contra 100 productos del gigante asiático.
Para justificar la medida, sostuvo el periódico, Trump se referirá a ella como un castigo contra la infracción de propiedad intelectual de la que acusa a China y como una vía para crear más empleos a nivel nacional.
Durante el año pasado, el país asiático fue el principal socio comercial de Estados Unidos en término de bienes (sin contar los servicios), por encima de Canadá y México, acotó la publicación.
Estados Unidos exportó 130,4 mil millones de dólares en bienes a China, pero importó casi cuatro veces más, con un déficit comercial de 375,2 mil millones, según la Oficina del Censo de la nación norteamericana.
A decir de economistas especializados en el Estado oriental, sería difícil para la administración de Trump apuntar directamente a las compañías chinas porque los productos importados desde ese país son fabricados por multinacionales con aportes de territorios de toda Asia.
China no quiere pelear una guerra comercial con nadie, pero si alguien nos obliga a luchar una, no tendremos miedo ni nos esconderemos, expresó la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Hua Chunying.
Washington, 22 marzo 2018
Crónica Digital /PL