Desde que la hija remplazó al padre al frente del FN en 2011, quedó clara su intención de transformar el partido y alejarlo de los principios y métodos de trabajo cercanos al fascismo que lo caracterizaron desde su fundación en 1972.
Aunque la formación ultraconservadora sigue siendo blanco de numerosas críticas, no pocos analistas y politólogos admiten que la estrategia de Marine ha dado buenos resultados.
De hecho, en las elecciones presidenciales de 2017 la líder del FN fue la segunda candidata más votada por los franceses y consiguió el mayor apoyo en la historia del partido.
Sin embargo, ese proceso electoral mostró que todavía millones de ciudadanos identifican al FN con su pasado de ‘partido fuera de las normas republicanas democráticas’, lo cual empujó a su presidenta a decidir pasos radicales con vistas a consolidar el divorcio e impulsar una nueva etapa.
De ahí que el Congreso general celebrado sábado y domingo en la norteña ciudad de Lille estuviera dirigido a impulsar la ‘refundación del partido’, tal como lo aseveró Marine Le Pen en numerosas ocasiones.
‘Es una revolución cultural extremadamente profunda que va a influenciar la forma en que todos vamos a trabajar’, con el fin de pasar ‘de una cultura de oposición a una cultura de gobierno’, sostuvo.
Con este propósito, en el cónclave se avalaron nuevos estatutos para lograr un funcionamiento más democrático, así como trazar una estrategia diferente de cara a los venideros procesos electorales.
De todas las transformaciones, la más significativa es el cambio del nombre del partido, que será sometido a un escrutinio en las próximas semanas.
En la clausura del Congreso, Le Pen propuso la denominación de Agrupación Nacional y agregó que el proceso de consulta con los militantes se extenderá por seis semanas.
Otro paso radical fue eliminar de los estatutos internos el cargo de ‘presidente honorífico’, lo que implica la exclusión definitiva de Jean-Marie Le Pen.
En 2015 la dirección del partido decidió suspender su militancia a causa de unas polémicas declaraciones sobre el Holocausto, y desde entonces comenzó una batalla del veterano político por conservar su estatus de presidente honorífico.
Hace algunas semanas la justicia dio la razón a Le Pen padre y falló a favor de que conservara el título, ante lo cual el FN optó por simplemente por suprimir el puesto.
Un nuevo nombre para el partido y la exclusión definitiva de su fundador muestran claramente la intención de la actual líder de llevar a la ultraderecha por un nuevo camino, lo cual para unos es solo un cambio de imagen, y para otros la evidencia de que Marine Le Pen está decidida a seguir dando la batalla por el poder en Francia.
Por Luisa María González
París, 12 marzo 2018
Crónica Digital /PL