Algunas señales indican que la iglesia católica en Chile aceptaría una retirada del cuestionado obispo de Osorno, Juan Barros, manzana de la discordia que provocó un remezón en la visita del papa Francisco.
A priori sería el primer paso en la recuperación del dañado prestigio de las autoridades eclesiásticas en Chile, con la salida hoy del país del obispo de Malta, monseñor Charles Scicluna, fiscal del Vaticano.
Un accidentado viaje que incluyó de urgencia una operación de la vesícula, en una investigación sin precedentes del enviado especial del papa Francisco para realizar pesquisas sobre abusos sexuales de la iglesia en la nación austral.
La misión principal de Scicluna se concentró en el caso del obispo Barros, quien asumió el cargo en la sureña ciudad de Osorno en 2015 y desató una ola de críticas.
Barros es acusado de encubrir los abusos sexuales del sacerdote pederasta más conocido del país, Fernando Karadima, un tema que sin embargo descalificó el papa Francisco durante su visita en enero pasado.
La actitud del Sumo Pontífice trajo consecuencias que acentuaron la desconfianza de buena parte de los chilenos respecto a los ministros de la iglesia católica. Consideró “calumnias faltas de pruebas” los señalamientos a Barros.
Reacciones airadas no se hicieron esperar, a tal punto que en el regreso de Francisco a Roma, procedente de Perú, rectificó el rumbo al disculparse cuando quiso decir evidencias en lugar de pruebas.
El obispo de Malta, experto del Vaticano en estos menesteres, inició su investigación con una entrevista pactada en Nueva York con Juan Carlos Cruz, uno de los testigos que acusa a Barros de contubernio con la pederastia.
En su despedida, monseñor Scicluna agradeció “la acogida del pueblo chileno”, toda la disponibilidad que han mostrado todas las personas que entrevistó durante su estadía.
Tal vez entre los mensajes subliminales que dejó todo el proceso emprendido por Scicluna están la determinación del Santo Padre de combatir con fuerza esos actos vergonzosos de algunos curas y el tácito apoyo de la Conferencia Episcopal de Chile. Llamó la atención que los comentarios del obispo de Rancagua, Alejandro Goic, fueran reproducidos por el vocero de la Conferencia Episcopal.
Goic comentó a una publicación local que en su lugar, “en el caso del obispo Barros, habría dado un paso al costado”, palabras reproducidas en Twitter por el portavoz Jaime Coiro y por la página de la Conferencia Episcopal.
Aunque su misión principal era determinar si en efecto, el criticado obispo de Osorno fue cómplice de las trasgresiones sexuales del defenestrado sacerdote Karadima, el fiscal del Vaticano se salió del libreto.
El martes recibió al vocero de las víctimas de supuestos abusos sexuales al interior de colegios de la Congregación Marista en Chile, Isaac Givovich.
James Hamilton, médico cirujano, fue al igual que el periodista Juan Carlos Cruz, de las figuras prominentes que han señalado a Barros por apoyar a Karadima cuando éste cometía sus actos de trasgresiones sexuales con seminaristas.
Con mucha expectativa los Laicos de Osorno junto a las personas que sufrieron el calvario de los curas en distintas instituciones, aguardarán por el dictamen final que sin dudas emitirá el papa Francisco tras reunirse con Scicluna en Roma.
Por Fausto Triana
Santiago de Chile, 1 de marzo 2018
Crónica Digital /PL