Sin llegar todavía a Chile ni programarse oficialmente su visita, la tarea del arzobispo de Malta, monseñor Charles J. Scicluna, se anticipa muy compleja respecto a abusos sexuales cometidos aquí por sacerdotes.
El 30 de enero, el Vaticano dio a conocer la decisión del papa Francisco de enviar un fiscal investigador a Chile, encargado específicamente de ventilar los expedientes y denuncias por trasgresiones sexuales en Chile.
La Conferencia Episcopal chilena confirmó que monseñor Scicluna, encargado de los delitos más graves cometidos dentro de la Iglesia, llegará al país austral en fecha por determinar, una noticia que despertó esperanzas de justicias en algunos.
Sin embargo, el ya de por sí hipersensible asunto, volvió a enfrentarse al desconcierto al conocerse que Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de los abusos del defenestrado cura Fernando Karadima envió al Sumo Pontífice una carta en 2015.
En la misiva, Cruz detalló a la máxima figura de la iglesia de Roma las atrocidades cometidas por Karadima y el contubernio del todavía obispo de Osorno (sur de Chile), Juan Barros, manzana de la discordia durante la visita aquí de Francisco.
“Tenemos a un papa que frente a los abusos es sumamente mano blanda y que frente a la información proporcionada por víctimas, él pareciera tener un mal juicio o un juicio incorrecto sobre el testimonio la veracidad de estas pruebas”, opinó un activista de Osorno.
Juan Carlos Claret, vocero de una organización denominada Laicos de Osorno, que agrupa a fieles decepcionados por la actuación de las autoridades religiosas, manifestó no obstante la mejor disposición a hablar con el enviado del Vaticano.
En entrevista con la emisora radial ADN, a su turno Juan Carlos Cruz subrayó que “da pena ver al papa caer en lo mismo”, en referencia a “las mentiras reiteradas” de las máximas autoridades de la iglesia católica en Chile.
Cruz adelantó que ofrecerá su testimonio a monseñor Scicluna vía Skype desde una iglesia de Filadelfia, Estados Unidos, donde reside en la actualidad.
Revivir todo lo ocurrido en el pasado es terrible, pero si con esto uno puede ayudar a que otros no les pase lo mismo, vale la pena hacerlo, afirmó en testigo que antes fue seminarista y en la actualidad es periodista.
Durante su estancia en Chile en enero, el papa Francisco dio su total apoyo al obispo de Osorno y llegó a calificar de “calumnias sin prueba alguna” los señalamientos contra Barros.
Sin embargo, en su vuelo de regreso a Roma desde Perú, al parecer informado de las negativas repercusiones en Chile a sus comentarios, dio el primer paso de rectificación al admitir que quiso decir evidencia y no prueba.
A propósito de algunas informaciones recientes sobre el obispo chileno, el pontífice ha dispuesto enviar al arzobispo de Malta, “para escuchar a quienes han manifestado la voluntad de dar a conocer elementos que poseen sobre el religioso”.
“Es un proceso el cual estará abierto a todas las personas que quieran ofrecer testimonios, así como acceso a los procesos judiciales adelantados en el terreno civil”, señaló la Conferencia Episcopal de Chile.
El arzobispo de Malta es el fiscal del tribunal de la Congregación para la Doctrina de la Fe, encargado de investigar los ‘delicta graviora’, es decir, los crímenes que la Iglesia considera más graves, cometidos contra la eucaristía.
Incluye con particular acento, el secreto de confesión o los abusos sexuales perpetrados por el clero a menores.
Francisco dijo en Chile que “el día que me traigan una prueba, ahí voy a hablar”. Pero cambió de opinión ante el rechazo general.
Por Fausto Triana
Santiago de Chile, 6 de febrero 2018
Crónica Digital /PL