“Yo soy machi y él Papa. Qué problema hay en que me dejen pasar”. A las afueras de la casa de las Hermanas de la Santa Cruz, junto al resto del público, la machi investigada en el caso Luchsinger-Mackay, espera poder reunirse con el líder católico. Hasta el momento y por no contar con la invitación necesaria, carabineros no la deja entrar.
Una de las primeras en reaccionar fue la propia machi Francisca Linconao: “Esperamos que el Papa interceda. Eso no más”, dijo la mujer mientras caminaba a la Casa de las Hermanas de la Santa Cruz. Lugar donde le bloquearon el ingreso.
“Usted no tiene permiso para ingresar. Su invitación es para el aeródromo Maquehue”, le dijeron los Carabineros apostados a las afueras en las inmediaciones del lugar donde se llevará adelante el almuerzo del Papa Francisco con representantes de la comunidad local.
“Yo soy machi y él es Papa. ¡Qué problema hay en que me dejen pasar! Reiteró la mujer a la policía y a la prensa que estaba expectante a su llegada”.
La autoridad ancestral mapuche, con nuevas medidas cautelares luego que se anulara el juicio absolutorio del caso Luchsinger-Mackay, permanece esperando a las afueras, junto al público, la oportunidad de conversar con el líder de la iglesia católica, de entregarle una carta narrándole su situación. “Le pido que invite al Estado de Chile que revise mi situación. Intentan condenarme a cuarenta años de cárcel sin tener pruebas, sin estar yo vinculada a este hecho”, son algunos de los párrafos redactados por la machi.
Santiago de Chile, 17 de enero 2018
Crónica Digital / radio.uchile.cl