En menos de 24 horas el exmandatario conservador chileno Sebastián Piñera hizo varios guiños en busca de recabar votos para el crucial balotaje de las elecciones presidenciales en Chile el 17 de diciembre.
Con una buena ventaja sobre su más cercano perseguidor, el senador de centroizquierda Alejandro Guillier, el magnate multimillonario no pudo esconder la contrariedad que supuso un catastrófico vaticinio de las encuestas.
El 36,6 por ciento de Piñera por el 22,7 de Guillier no se ajustó a lo esperado, cuando incluso los sondeos deslizaron hasta la posibilidad de que se impusiera por mayoría sin necesidad de llegar a segunda vuelta.
Sin embargo, se lo tomó con espíritu y confiado en consolidar su regreso al Palacio de La Moneda el 11 de marzo, cuando expira el mandato de Michelle Bachelet, de quien volvió a desbarrar por la gestión de su “gobierno fallido”.
De todas formas, en un encuentro con la prensa extranjera, se mostró firme y seguro en sus proyecciones, se zafó de preguntas incómodas como el espaldarazo del ultraderechista José Antonio Kast, y lanzó llamados directos a sectores democristianos.
“Nuestra candidatura no se va a derechizar ni izquierdizar, vamos a seguir apelando y convocando al centro social, a aquellos sectores que desean tiempos mejores para Chile (el eslogan de su campaña)”, explicó.
Defendió el apoyo de Kast, quien anoche mismo fue a visitarlo y ni perdió tiempo en diseñar una estrategia para “no permitir otros cuatro años de gobierno de la centroizquierda en Chile“.
Inquilino de La Moneda de 2010 a 2014, indicó que la suma del sector es 44,6 por ciento (con el favor de Kast), “por lo tanto, estamos conscientes de que debemos crecer para ganar la segunda vuelta”, frente a un eventual 50 por ciento de Guillier.
La amenaza de su contrincante subió a partir de resultados que evidenciaron el apego de los chilenos por las reformas emprendidas por Bachelet, aún en el escenario de que no se sienten complacidos pero prefieren ese camino.
El académico de la Universidad de Santiago, doctor Raúl Elgueta, advirtió que Piñera necesitará apoderarse del “centro político como una abstracción asociada a la idea de construir reformas de manera ordenada”.
Además de no lograr los guarismos esperados, el gran resultado del Frente Amplio y de su aspirante Beatriz Sánchez, con el 20,3 por ciento dio un vuelco a unos comicios presidenciales que parecían transitar sin sobresaltos.
“Yo lo veo de otra forma. La Nueva Mayoría (coalición de Gobierno) apenas obtuvo el 28 por ciento mientras nosotros llegamos al 44 por ciento, una clara señal de que la ciudadanía quiere cambios, que cese el estancamiento de la economía”, apostilló.
En política internacional, admitió que Chile adelante una estrategia de estado con acento en los tratados de libre comercio, integración, cultural, preservación del medio ambiente y enfrentamiento al cambio climático.
“Estamos por reactivar el TPP (Acuerdo Transpacífico) junto con otros 10 países tras la salida de Estados Unidos, de lazos sólidos y profundos con China, Vietnam y el sudeste asiático, y muy especialmente por nexos con América Latina y el Caribe”, anotó.
En el caso de Bolivia, dijo que espera tener los mejores lazos sin ceder territorio, mar o soberanía, y refirió que en su opinión hay que restablecer la democracia en Venezuela, a cuya administración calificó de “dictadura”.
“Estoy seguro que la segunda vuelta será una elección estrecha y reñida. Creo que vamos a ganar porque vamos a hacer un esfuerzo muy grande por escuchar con humildad y atención el mensaje y lo que quiere la mayoría de los chilenos”, concluyó.
Santiago de Chile, 21 de noviembre 2017
Crónica Digital /PL