En una entrevista concedida a Catalunya Radio desde Bruselas, el líder independentista auguró que, de llegar a ese supuesto, ‘no será la primera vez que España pase vergüenza en los tribunales internacionales’.
Puigdemont, que se encuentra en la capital belga junto a cuatro de sus antiguos consejeros (ministros), defendió su presencia en esa nación para lograr repercusión en el exterior sobre esta crisis institucional, la más grave en 40 años de democracia española.
Para ello ‘hemos venido al corazón de Europa, nos hemos dirigido al mundo, y el mundo escucha’, subrayó en alusión a ese desplazamiento a Bruselas, sede de las principales instituciones de la Unión Europea (UE).
El cesado gobernante autonómico y sus cuatro colaboradores declararán el próximo 17 de noviembre ante la justicia belga, que deberá decidir sobre su eventual extradición a España.
Ese día tendrá lugar la primera audiencia sobre la ejecución de la orden de detención emitida el pasado viernes por la Audiencia Nacional (AN) española contra los cinco políticos secesionistas, al no comparecer a una citación del alto tribunal en Madrid.
El dirigente separatista y sus exconsejeros se encuentran desde hace una semana en Bruselas, tras ser destituidos por el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, en represalia por haber declarado unilateralmente la independencia de esa región el 27 de octubre.
Todos son investigados por presuntos delitos de rebelión, sedición y malversación de fondos, al igual que otros ocho miembros del ejecutivo catalán enviados el jueves último a prisión incondicional sin fianza por la jueza de la AN Carmen Lamela.
Insistió en que su permanencia en Bélgica responde a una estrategia de ‘internacionalizar al máximo lo que está pasando’ en Cataluña, intervenida por la administración de Rajoy al amparo del artículo 155 de la Constitución para frenar el desafío secesionista.
Emplazó a la UE a reaccionar ante un problema que circunscribió a la defensa de los derechos humanos y de la propia democracia, porque se están violando las libertades individuales de los compañeros encarcelados, denunció.
En referencia a los exconsejeros confinados, consideró una verdadera anomalía democrática la existencia de ‘presos políticos’ en Europa.
Según su opinión, al contrario de lo que se escucha a menudo, ‘España no ha cambiado, y es imposible dialogar con los fanáticos’ que la gobiernan, a quienes calificó de ultranacionalistas.
Madrid, 7 de noviembre 2017
Crónica Digital /PL