Los científicos saben que el IGM, que en su mayoría es hidrógeno, ha sido bombardeado con radiación de alta energía, lo que provoca que los electrones se separen de sus átomos, un proceso conocido como ionización, señaló la NASA.
Muchos piensan que la intensa luz estelar ultravioleta de las galaxias formadoras de estrellas es responsable de ionizar el universo, pero no todos están de acuerdo en que esta es la única causa, añade la agencia.
Dado que la atmósfera de la Tierra bloquea la luz ultravioleta, es imposible estudiar este tipo de radiación desde el suelo.
En tal sentido, los expertos deben capturar esta luz desde el cielo, y los cohetes que suenan, que proporcionan una alternativa económica a los telescopios espaciales, son una opción práctica, apunta el artículo de la agencia estadounidense.
A propósito de ello, Deuce -en dos vuelos- observará a dos estrellas jóvenes y brillantes, primero Beta Canis Major y más tarde Epsilon Canis Major, utilizando un telescopio sensible a la luz ultravioleta.
Al decir de Nicholas Erickson, miembro del proyecto, de esa manera se comprenderá mejor si las galaxias formadoras de estrellas ionizaron al universo primitivo.
Esta luz ionizante nunca se ha medido con exactitud en estrellas calientes, y Deuce hará la primera medición calibrada de la misma, diciéndonos la contribución de esos cuerpos celestes, añadió Erickson.
El IGM es un gas frío y difuso que reside en los vacíos oscuros intermedios entre las estrellas y las galaxias. Se presume que está compuesto en su mayoría por hidrógeno y que debido a bombardeos de radiación de alta energía se encuentra en forma de iones.
Washington, 31 octubre 2017
Crónica Digital /PL