Los científicos notaron que, además de monitorizar la actividad cerebral, dichos dispositivos podrían transmitir pequeñas corrientes eléctricas en regiones específicas.
En su trabajo, los expertos descargaron un voltaje apenas perceptible en el área entorrinal del cerebro mientras los pacientes realizaban una tarea de aprendizaje y monitorizaron la señal de los electrodos.
El experimento develó que un patrón altamente específico de pulsos pequeños y rápidos podía ayudar a los epilépticos a recordar mejor los imágenes.
Según los científicos, queda por ver si esta técnica mínimamente invasiva puede usarse para ayudar a otros pacientes con problemas de memoria, como los enfermos de alzhéimer.
Washington, 31 octubre 2017
Crónica Digital /PL