En ese escenario debe inscribirse una trama en marcha que escogió el viernes 13 de octubre para desencadenarse.
Ese día, ex magistrados del Tribunal Supremo venezolano juramentarán su directiva en la sede en Washington de la Organización de Estados Americanos (OEA), según apareció en las redes sociales (EVTV, desde Miami).
Los voceros de esa trama macabra contra Venezuela, los abogados Antonio Marval y Pedro Troconi, dijeron que lo harán bajo la sombrilla del ente regional, coincidentemente dos días antes de las elecciones regionales aquí, y que, incluso, designarán a Miguel Ángel Marín como presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
Según la historia, nunca antes en país alguno existió un TSJ en el exterior, o sea hay extraterritorialidad, algo que sorprende al mundo jurídico, y además es muestra de las aberraciones que comete la derecha en su afán de agredir y destruir a la Revolución Bolivariana, guiada hoy por el presidente Nicolás Maduro.
Para mal de los juristas vendidos a quienes promueven la agresión contra Venezuela, el gobierno de este país advirtió desde el pasado mes de julio que tales designaciones (la de los magistrados) hechas por la Asamblea Nacional (en desacato) eran absolutamente ilícitas, ya que para ese momento no había ninguna vacante.
Así también lo aclaró el Poder Moral Republicano en la persona de su presidente Tarek William Saab, máxima instancia y expresión del Poder Ciudadano.
No es descabellado pensar que esta maniobra que intentan emprender los sectores de la derecha va en la búsqueda de un gobierno paralelo, y muy probablemente, esos abogados podrían incurrir en figuras delictivas (delitos como traición a la patria), según pronunciamientos de tribunales de la República.
Tampoco es descartable que detrás de las llamadas ‘exploraciones’ que hace la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en sus alegaciones para no asistir al diálogo con el gobierno en República Dominicana, se encuentren ocultos otros intereses y una ruta encubierta a materializarse a partir del viernes 13 de octubre.
Según una fuente de crédito consultada por Prensa Latina y que pidió la reserva, esa ruta, aupada y orientada por el secretario general de la OEA, Luis Almagro, y el senador republicano por la Florida, Marco Rubio, contempla todo un entretejido sobre cómo agredir a Venezuela.
Entre las acciones previstas destaca la declaratoria de destitución de los actuales magistrados del TSJ, principales y suplentes, electos en diciembre de 2015, y ellos, fuera de Venezuela, designar sustitutos sin cumplir con normas constitucionales ni de la ley orgánica del máximo tribunal.
En todo este entramado también estaría la restitución en su cargo de la ex fiscal general Luisa Ortega Díaz, hoy prófuga y acusada de presuntos cargos de corrupción, según denuncias, a quien al parecer intentan darle un protagonismo de gobernante de facto; sería algo así como un Pedro Carmona, de triste recordación cuando la intentona contra el presidente Hugo Chávez.
El plan contempla el nombramiento de nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral, y ya con esta estructura, ‘absolutamente ilegal’, según la fuente consultada, proceder a la declaratoria de nulidad de la Asamblea Nacional Constituyente, y como último paso con la fiscal Ortega restituida, comenzar el antejuicio de mérito contra Maduro.
Varios juristas venezolanos consultados, los cuales solicitaron el anonimato, consideraron que estas posibilidades son absolutamente inconstitucionales, entre otras cosas, porque el hecho de establecer un tribunal fuera de Venezuela es algo insólito.
No obstante, la aceitada maquinaria mediática instalada contra el pueblo venezolano daría por bueno ante el mundo ese intento de los adversarios del país para el derrocamiento del presidente constitucional.
Eso sería, en pocas palabras, un golpe de estado perpetrado con métodos aparentemente legales.
En esta trama no hay que descartar que pueda ser parte de planes de la Casa Blanca y su troika de generales James Mattis, secretario de Defensa; H. R. McMaster, consejero de Seguridad Nacional, y John Kelly, jefe de gabinete.
Fazio en su análisis plantea que ‘la guerra no convencional y
asimétrica contra Venezuela, parcialmente declarada por el presidente nominal de Estados Unidos, Donald Trump, podría pasar a una nueva fase de escalada bélica’.
Trump dijo estar preparado para tomar ‘nuevas acciones’ contra la ‘dictadura socialista’ de Nicolás Maduro, señaló el analista, y cabría preguntarse si lo que se planea a partir del 13 de octubre en la sede de la OEA no formará parte de esas acciones.
No obstante, asegura Fazio, ‘con ese marco de referencia, y ante las amenazas bélicas de Trump, a finales de agosto 200 mil soldados de la FANB y 700 mil milicianos, reservistas y civiles participaron en el ejercicio militar Soberanía Bolivariana 2017, bajo la concepción de que ante una invasión estadounidense, la Fuerza Armada se dispersaría -‘nos haríamos tierra, aire y agua’− y conduciría a una guerra de resistencia.
Al parecer lo que se está cocinando en Washington, el golpe de Estado, es la idea de los adversarios del pueblo venezolano y de los que desconocen al poder soberano representado por la Asamblea Nacional Constituyente.
En resumen, la MUD y comparsa no descansarán en sus intentos de recuperar el poder para servirlo en bandeja a las transnacionales y a la corriente fascista que ahora gobierna en la Casa Blanca, aunque continúen perdidos en ‘exploraciones’ para evitar el diálogo hacia la paz.
Por Luis Beatón *Corresponsal Jefe de Prensa Latina en Venezuela.
Caracas, 2 de septiembre 2017
Crónica Digital /PL