El Tratado prohíbe los únicos medios de destrucción masiva sin una convención para ilegalizarlos, y busca impedir su desarrollo, prueba, producción, adquisición, posesión, almacenamiento y transferencia, así como la amenaza de su uso.
También recoge la obligación de asistir a las víctimas y de atender los daños ambientales derivados de los ensayos con los letales artefactos.
En otro de sus acápites, deja abierta la posibilidad de que los llamados Estados poseedores se incorporen al instrumento, tras cumplir los requisitos establecidos.
Los países que cuentan en sus arsenales con esas armas, y otros que los apoyaron, no participaron en las negociaciones, y potencias como Estados Unidos, Francia y Reino Unido advirtieron que desconocen el acuerdo.
Según expertos, existen en total unos 15 mil artefactos nucleares en el planeta, incluyendo los retirados, de ellos mil 800 listos para su empleo.
El Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares se basa en el impacto humanitario que tendría el uso de esos medios de exterminio.
Crónica Digital /PL