Poli Delano, es un escritor que inicia su camino a principios de los años sesenta, con un conjunto de cuentos titulado Gente solitaria (1960). Desde la adolescencia, supo que quería escribir y se esforzó por hacerlo de la mejor manera. Siendo un muy buen cuentista, se sintió más cómodo en la novela, en su recorrido literario tuvo aciertos importantes como: el Premio Casa de Las Américas en Cuba y El Premio Nacional de cuento en México.
Délano, entendió su labor como un acto de celebrar la existencia en todas sus dimensiones -sin olvidar por cierto- su compromiso político que marcó su trayectoria de vida.
Desde su reflexión estética el arte es un mandato, no una profesión que se elige. Su generación es conocida bajo el pésimo apodo de novísimos, se fraguo bajo el impacto de la revolución cubana, mayo del 68 en la ciudad de las luces y la reforma universitaria chilena. Sus lecturas y formación personal, lo acercaran a la prosa norteamericana en especial: Hemingway, Faulkner, Steinbeck, Saroyan, quienes nutrieron su estilo, aunque autores vinculados a la novela policial, también eran de su interés.
Para los novelistas chilenos de ese entonces: la ciudad, el amor y el erotismo, cobraron relevancia. Lejos quedaba en su construcción de mundo, el rastro pesado del existencialismo y nihilismo de la generación de los años 50. Preferían el lenguaje coloquial, influenciado de alguna forma por la anti-poesía y su tono desacralizado. Se trataba de un cierto giro de oralidad, usando pinceladas de realismo, además de toques de ironía y parodia. En cuanto a la construcción misma de los relatos, se rompe con el sentido lineal y se da paso a narraciones circulares, saltos, paralelos, raccontos, todas formas de alterar los tiempos narrativos.
La generación de Délano, será marcada por el golpe de estado de 1973. En su caso particular, doblemente herido por sus vivencias y memorias, cuyo vínculo personal y familiar lo anudan al proceso de elaboración política y cultural de la izquierda chilena, de ahí su peculiar simbolismo. Al escucharlo en charlas o entrevistas, uno percibe que tenía plena conciencia de ese hecho, para él no era una carga, sino un signo de identidad.
Esperemos que en ausencia, se lea a Poli Délano con el rigor y respeto que merece un hombre que se consagró por entero a su mandato, contarnos historias capaces de perdurar en el tiempo.
Por Omar Cid
Santiago 16 de agosto 2017
Crónica Digital