Señalando que “ni el presidente de EEUU, Donald Trump ni la OEA podrán boicotear la participación del pueblo en la elección de la Asamblea Constituyente que confeccionará una nueva Carta Magna de Venezuela, elegida en referéndum”, el senador Alejandro Navarro expresó que “este 30 de julio los venezolanos tienen la oportunidad de elegir, de participar democráticamente y darle un voto a la paz; en contra de la violencia que la derecha ha promovido en el país, financiados por Norteamérica con la intención de desestabilizar el gobierno de Nicolás Maduro”.
“Cabe destacar-continuó- que esta elección está legítimamente consagrada en la Constitución de 1999. Por tal motivo, ningún país ni la OEA tienen facultad para cuestionarla ni para exigir que se suspenda”.
Por otro lado, manifestó su repudio a las amenazas de sanciones lanzadas por Trump en contra de Venezuela, si el Gobierno del presidente Nicolás Maduro continúa con el proceso eleccionario. Hecho que el Senador catalogó como “presiones indebidas, de intromisión, que se suman a las órdenes que le dan al Secretario General de la OEA, Luis Almagro, para atentar contra la voluntad soberana y democrática de un pueblo”.
Agregó que “todo este tiempo EEUU se ha dedicado sistemáticamente a financiar a la oposición en Venezuela para que esta organice a sectores extremistas para buscar intimidar al pueblo bolivariano que democráticamente eligió a su presidente y su sistema de gobierno.
“Todo lo anterior-señaló-lo hace Trump para apoderarse de los grandes recursos naturales que poseen los venezolanos y someterlos a sus políticas neoliberales y derechistas”.
Navarro, recordó que, “luego de la desclasificación de los archivos confidenciales de la CIA por Wikileaks, la opinión pública internacional al fin tuvo pruebas fehacientes de lo que para muchos era una caricatura, un mito, incluso una invención de los “progresistas”: que el Gobierno de Estados Unidos ha intervenido sostenidamente en decenas de países en el mundo, ayudando a derrocar presidentes democráticamente electos e impulsando sangrientas dictaduras cuyas heridas aun no terminan de cerrarse”.
“Los casos de Guatemala en 1954, de Brasil 10 años después o de la Argentina en 1976, considerada la más sangrienta de las dictaduras de este lado del mundo, son solo muestras de como la política exterior estadounidense y en particular gracias al trabajo de la CIA, si afectó (y sigue afectando por cierto), las vidas de millones de personas de otros países, que claramente no votaron por el Presidente de Estados Unidos, pero que aun así tuvieron que sufrir las consecuencias de la intervención extranjera en sus naciones, cuando el gobierno electo no era del gusto de Washington”, añadió.
El Parlamentario, finalizó diciendo que “EEUU debe entender que ya no estamos en aquellos tiempos donde podían llegar e intervenir democracias a su antojo, derrocando gobiernos e instaurando dictaduras sangrientas, como lo hicieron también en Chile con la dictadura de Augusto Pinochet, como se ha comprobado que ocurrió gracias a los documentos de la CIA”.
Santiago de Chile, 30 de julio 2017
Crónica Digital