Luego de 12 horas y media de vuelo, la ciudad más poblada de Nueva Zelanda marca la escala de una delegación de alto nivel de Chile, exultante por el balance de su gira por Asia.
La estancia en Auckland estuvo marcada por un cierto sobresalto. Sonaron las alarmas de incendio y se vio a distancia una nube negra de humo en la pista de la terminal aérea, controlada en pocos minutos.
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, logró estrechar los lazos con su homólogo indonesio Joko Widodo y se estableció el compromiso de terminar las negociaciones de alianza económica-comercial este año.
Sin embargo, los reflectores del viaje presidencial estuvieron en China, con una visita de estado que permitió a Bachelet sentar las bases hacia nexos todavía más profundos con el gigante asiático.
La cálida acogida del mandatario anfitrión, Xi Jinping, y sus encuentros con el primer ministro Li Keqiang; el ingreso inminente al Banco Asiático de Infraestructura, el seminario empresarial y un road show del vino chileno, fueron puntos destacados.
“Estamos muy satisfecho con el balance del viaje, fue en todos los sentidos exitosos y en particular con China se consolidan las relaciones, además de abrirse nuevas puertas para la cooperación e intercambios”, comentaron funcionarios chilenos.
En conversaciones con Prensa Latina, especialistas de la Cancillería del país austral valoraron el tono pragmático del discurso de Xi Jinping en la apertura del Foro la Franja y la Ruta de Beijing.
Lo mismo que las palabras de Bachelet en la cita dedomingo y lunes denominada One Belt, One Route (OBOR), en presencia de delegaciones de más de un centenar de países y de al menos 28 jefes de Estado o Gobierno.
‘En tiempos de un creciente escepticismo sobre las economías abiertas, OBOR es una oportunidad más allá de las circunstancias para trabajar juntos hacia un desarrollo duradero”, remarcó la dignataria de de la nación sudamericana.
Bachelet señaló que ve en La Franja y la Ruta una iniciativa clave en el proceso de conectividad para el porvenir sostenible, en especial en la promoción de Acuerdos Regionales y mejora en los nexos Asia-Europa, y también con América Latina y el Caribe.
Un aspecto no menor, es la preponderancia que adquiere el vino chileno en China, que se convirtió desde 2016 en el principal importador de la bebida, así como de frutas.
El intercambio comercial entre Chile y China se elevó a 31 mil 474 millones de dólares el pasado año.
Algunos especialistas denominan la idea actual de Beijing como la Ruta de la Seda moderna. Es decir, donde desde el siglo I antes de Cristo se desarrollo el comercio de seda, especias, té, porcelana, oro y plata, se diseña otro tipo de futuro.
La digitalización de las sociedades influirá en la dinámica del transporte aéreo, trenes de alta velocidad y vagones de carga, oleoductos gigantescos y fibra óptica atravesando mares, junto con zonas enormes de libre comercio.
Es un ambicioso proyecto geopolítico y económico, pero la respuesta internacional a OBOR demuestra que el interés puesto en la iniciativa, no deja indiferente a nadie. Para Chile ser parte de ello, es apasionante, dijo una diplomática a Prensa Latina.
Por Fausto Triana
Auckland, Nueva Zelanda, 16 mayo 2017
Crónica Digital /PL