A esa conclusión arribaron los autores luego de examinar a 916 pequeños de siete a 12 años, la cual arrojó que un 6,6 por ciento tenían síndrome de ojo seco.
Casi todos ellos usaban teléfonos inteligentes en promedio 3,2 horas por día. Por otra parte, el 55 por ciento de sus compañeros más sanos utilizan sus móviles sólo 37 minutos, expresaron los expertos.
El ojo seco es una alteración que se produce en la superficie de la córnea y la conjuntiva por falta de lágrima o porque ésta es de mala calidad. Aunque se manifiesta tradicionalmente en las personas mayores, es cada vez más común en jóvenes y niños más pequeños.
A propósito de ello, los investigadores señalaron que una de las razones son los teléfonos inteligentes, ya que cuando nos fijamos en la pantalla, parpadeamos con menos frecuencia y los ojos se secan más.
Por eso, aconsejaron a los padres que no permitan utilizar a sus hijos esos aparatos una hora antes de acostarse y evitar largas sesiones ante la pantalla de más de dos horas.
Washington, 10 enero 2017
Crónica Digital / PL