El gasto en personal, la compra de productos farmacéuticos y de prestaciones (al intra y extra sistema), el Programa de Prestaciones Valoradas (PPV) y factores no demográficos son algunas de los causas de la deuda que afecta a los Servicios de Salud según el estudio “Sobregasto Operacional y Deuda del Sistema Nacional de Servicios de Salud”, realizado por un equipo del Ministerio de Hacienda en el que participó el subdirector de Administración y Finanzas de la Escuela de Salud Pública, Patricio Lagos.
La deuda hospitalaria se ha transformado en un problema permanente para los hospitales de alta complejidad, que se ha incrementado entre 2008-2015 a una tasa de 18 por ciento real, alcanzando un máximo de 255.131 millones de pesos en 2015. Es un fenómeno de carácter permanente en el tiempo, y por tanto, no es producto de eventos fortuitos y estacionarios, trayendo una serie de problemas presupuestarios y políticos al gobierno de turno.
Es por ello que un equipo de profesionales del Ministerio de Hacienda, conformado por Benjamín Ahumada, Daniela Sugg y Patricio Lagos, quien es también subdirector de Administración y Finanzas de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile y docente en el área de Gestión de las Finanzas Públicas en los Sistemas de Salud, realizó el estudio “Sobregasto operacional y deuda del Sistema Nacional de Servicios de Salud” con el propósito de “identificar los factores generadores del aumento del gasto operacional de los Servicios de Salud y de los centros hospitalarios, comparar, por una parte la asignación presupuestaria anual y el gasto devengado, y por otra, identificar los factores demográficos y no demográficos inductores del gasto”.
El análisis permitió constatar que son los Servicios de Salud de la Región Metropolitana los que concentran mayor nivel de la deuda, situación que se repite anualmente, pero que los servicios de Chiloé, Iquique, Araucanía Norte, Reloncaví, Talcahuano, entre otros, son los que tienen mayor índice de criticidad. Por otra parte, consigna que son los hospitales autogestionados los que capturan el 90 por ciento de la deuda y que 51 de 57 de ellos alcanzaron índices de criticidad máximos.
“Considerando que casi todos los hospitales y servicios de salud presentan deuda y que la gravedad, tanto en términos de magnitud como de su criticidad, tiene un comportamiento reiterativo, concluimos que ello es consecuencia de los mecanismos de asignación de recursos y la formulación del presupuesto anual, como de los factores inductores del gasto que afectan de manera distinta a cada unidad”, indicó el subdirector de Administración y Finanzas de la ESP.
Asimismo, la investigación profundizó en el gasto operacional donde produce el sobregasto de los Servicios de Salud. Entre 2008-2015, las brechas entre el gasto operacional y el presupuesto vigente alcanzaron, en promedio, 7,2 por ciento, llegando a un máximo en 2015 de 9,5 por ciento.
El gasto operacional está compuesto por las remuneraciones del personal (subtítulo 21) y los bienes y servicios de consumo (subtítulo 22). En relación al personal, el alza del gasto se funda en el incremento de las remuneraciones y de la dotación autorizada y por un sobreuso de la modalidad de contratación a honorarios. Este último aspecto se considera el más crítico ya que las diferencias entre lo presupuestado y el gasto efectivo son de más de un 100 por ciento, alcanzando valores de casi 240 por ciento.
Al respecto, Patricio Lagos indicó que “esto último debe ser analizado en profundidad, ya que puede ser que el presupuesto no esté reflejando correctamente la carrera funcionaria, modificaciones de la dotación, cambios de las asignaciones, la necesidad efectiva de personal transitorio y su valorización, entre otros. Además, es necesario analizar los mecanismos tradicionales y no tradicionales de contratación, siendo los contratos a honorarios y de retención del personal médico, en donde existe un mayor déficit a nivel de la red pública de salud”.
En el área de bienes y servicios de consumo, el estudio constata que lo más relevante es la compra de productos farmacéuticos (34 por ciento del gasto de este subtítulo) y la compra de prestaciones (intra y extra sistema, con una representación de un 11 por ciento).
“Para contener su crecimiento es necesario tomar medidas que afecten los factores que determinan cada uno de estos gastos. En particular se requiere profundizar el análisis de los mecanismos de adquisición, de las políticas de logística, almacenamiento y entrega de los productos farmacéuticos y definir mecanismos de control para la compra de prestaciones”, afirmó Lagos.
El modelo de distribución de los recursos operacionales a los Servicios de Salud se basa en los Programas de Prestaciones Valoradas (PPV) que representa un 44por ciento del financiamiento y que se define anualmente en los convenios que se suscriben con FONASA y la Subsecretaría de Redes Asistenciales, en relación a las atenciones que se ofrecerán y cuánto de ellas se entregarán a los beneficiarios durante el año; el Programa de Prestaciones Institucionales (PPI) que representa el 46 por ciento del financiamiento y, por último, el Programa de Atención Primaria que comprende el financiamiento y gasto de los centros dependientes de los Servicios de Salud y la correspondiente a la APS Municipal.
El estudio sugiere que las prestaciones PPV, al tener una valorización conocida y financiamiento cierto, podrían estar desincentivado la realización de otras prestaciones de salud que pueden ser igualmente necesarias, por lo que debe ser revisado como mecanismo de priorización sanitaria.
Esto porque la distorsión, al priorizar las prestaciones PPV, incorpora dos problemas que generan aumento del gasto: presión creciente de los Servicios de Salud a complejizar la cartera de servicios de los hospitales para atender casos más complejos y producir listas de esperas en prestaciones no PPV y no GES.
Asimismo, la investigación concluye que existe una real presión al alza en el gasto sanitario, teniendo un mayor impacto los factores no demográficos por sobre los demográficos. Plantea que el envejecimiento de la población y el cambio del perfil epidemiológico presentan un impacto paulatino en el tiempo y que los factores no demográficos pueden ser modificados en corto plazo y, en el mediano – largo plazo, al rediseñar la organización del sistema público de salud.
En este sentido, el estudio relevó la importancia que tienen los mecanismos de compra de prestaciones y de factores productivos, el cambio tecnológico, el modelo de atención sanitaria y el mercado del recurso humano capacitado y especializado, como el diseño y rediseño de los mecanismos de contratación y la implementación de la Evaluación de Tecnologías Sanitarias a la toma de decisiones.
Para revisar el estudio, puede visitar el siguiente enlace.
Santiago de Chile, 2 de enero 2017
Crónica Digital / uchile.cl