El diario Hurriyet, sin embargo, afirmó hoy que el terrorista es de Kirguistán o Uzbekistán, y fue miembro de la misma célula que mató a 44 personas en un atentado en el aeropuerto internacional Ataturk de esta urbe dividida por el estrecho del Bósforo el pasado 28 de junio.
Prensa Latina fue testigo del severo dispositivo de vigilancia en distintos puntos de esta ciudad, particularmente en inmediaciones del barrio de Ortakoy, en la margen europea del Bósforo donde se ubica la exclusiva discoteca Reina, escenario de la matanza de Nochevieja.
Aunque este lunes ya no se escuchaba el sobrevuelo de helicópteros del Ejército, era palpable que las fuerzas de seguridad continuaban la persecución iniciada el mismo domingo para dar con el supuesto atacante en el distrito de Besiktas, al cual pertenece Ortakoy.
Igualmente, llamó la atención el voluminoso despliegue de efectivos policiales hasta el vecino municipio de Beyoglu, el corazón económico de la ciudad donde está la emblemática y muy vigilada plaza Taksim.
Esta agencia constató igualmente el rigor de los controles en los accesos y en el chequeo de pasajeros en el aeropuerto internacional Ataturk, evidentemente para impedir una posible fuga del país por esa terminal del terrorista y sus presuntos cómplices.
En las últimas horas, el primer ministro turco, Binali Yildririm, restó credibilidad a la versión de que el atacante entró al club Reina vestido de Papá Noel y centró las pesquisas en la supuesta actuación de un hombre solo, a diferencias de reportes iniciales que hablaban de hasta cuatro extremistas.
Por su lado, el periódico Hurriyet señaló que 26 de los 39 fallecidos eran extranjeros procedentes de la India, Arabia Saudita, Canadá, Bélgica, Siria, Israel, El Líbano, Túnez e Iraq, y otros 12 eran turcos.
De acuerdo con testigos y la publicación Posta, seis de esas personas perecieron tras lanzarse a las aguas heladas del Bósforo para escapar de la balacera en la que el terrorista descargó o pretendía descargar cinco cartuchos de su fusil Kalashnikov hallados en el lugar.
Otras fuentes aseveran que varias víctimas fatales perdieron la vida al ser aplastadas por la estampida de los asistentes a la festividad de Año Nuevo tras empezar a oír las ráfagas.
Algunos vecinos del vecindario de Yeni Levent optaron por permanecer en sus hogares dada la incertidumbre sobre el paradero del que es hoy la persona más buscada de Turquía, que se presume es muy peligrosa y pudiera ir armada.
Lo cierto es que Turquía, que en 2016 sufrió unos 14 atentados en los que murieron más de 300 personas, estrenó 2017 consternada y contrariada por la matanza a quemarropa en su principal ciudad que, como todo el país, ha visto contraído el turismo por la creciente inseguridad.
Por Ulises Canales
Santiago de Chile, 2 de enero 2017
Crónica Digital