El comandante del ELN, Nicolás Rodríguez, responsabilizó hoy al Gobierno colombiano con el retraso en la apertura de la fase pública de diálogos entre ambas partes y ratificó su decisión de permanecer en la mesa una vez instalada.
Según el líder insurgente, el presidente Juan Manuel Santos incumplió con lo pactado a comienzos de octubre, cuando anunciaron que las pláticas entre voceros gubernamentales y del Ejército de Liberación Nacional (ELN), comenzarían en Quito, Ecuador, el 27 del mismo mes.
En lo referido a la liberación del tercer retenido (exigencia del mandatario para empezar las conversaciones), todo está listo para ejecutarse siempre que el Gobierno conceda el indulto a dos guerrilleros, tal como está consignado en los documentos rubricados conjuntamente, añadió Rodríguez en un editorial del portal digital Voces.
El jefe de Estado aplazó la instalación de esa otra mesa de concertación hasta tanto recobre la libertad el excongresista Odín Sánchez, en poder del ELN.
En tanto el jefe máximo del grupo rebelde afirma que tal acción debe acontecer una vez en marcha la primera ronda de negociaciones.
Previamente ese movimiento, menos numeroso que las FARC-EP, pero igualmente activo desde hace medio siglo, liberó a dos ciudadanos, medida que había sido acordada con el Ejecutivo como parte de lo que llamaron dinámicas y acciones humanitarias.
El prolongado desacuerdo entre las partes ha entorpecido el inicio de las esperadas pláticas en busca de un escenario de distensión completo para Colombia.
En la declaración publicada este lunes por el portal oficial del ELN, Rodríguez subrayó que pese a las diferencias con la actual administración tienen voluntad para perseverar en los diálogos.
Estamos dispuestos a no levantarnos de la mesa hasta tanto logremos alcanzar la verdadera paz que dignifique a Colombia, insistió.
El comandante de esa última guerrilla criticó la locomotora minero-energética impulsada por Santos, la ley Zidres -que según sectores de izquierda podría profundizar el latifundio-, la política de privatización imperante en el país, y la anunciada reforma tributaria, disposiciones que definió como cadena impopular de medidas neoliberales.
Rodríguez manifestó que su visión sobre la paz, ligada -dijo- a la equidad y la justicia social, es distinta a la de la Casa de Nariño.
En 2012 el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), comenzaron debates en la capital cubana con el fin de hallar una solución negociada a la confrontación, encuentros que prosiguen ahora para reajustar el pacto suscrito en Cartagena y rechazado por la mayoría de los votantes durante el reciente plebiscito.
Bogotá, 7 de noviembre 2016
Crónica Digital / PL