Las explicaciones para esta conducta de los chilenos, la más alta abstención desde las imposición del voto voluntario 2012, cuando un 43 por ciento acudió a las urnas, son muchas, desde la corrupción y el rol del dinero en la vida política, hasta la incapacidad del gobierno y de la Nueva Mayoría en tener un discurso capaz de atraer voluntades, de ser receptivos a las demandas y problemas de la gente.
Por otro lado, la Derecha deben tener en cuenta que su triunfo en Alcaldes (38.51 por ciento) y en las llamadas comunas “emblemáticas”- donde la correlación de fuerzas les fue favorable- con 134 ediles electos ( 120 en 2012), no significa una derrota aplastante de la Nueva Mayoría (37.08 por ciento), con 133 jefes municipales (167 en 2012).
En concejales, la Nueva Mayoría llegó en primer lugar en la contienda, con un 47.21 por ciento, frente a un 39.72 de la derechista alianza Chile Vamos.
En todo caso, no está todo dicho.
Hay otros tres hechos destacados del balance y que caracterizan el nuevo cuadro político generado tras las elecciones municipales: la elección en Valparaíso, con un 54 por ciento, del abogado Jorge Sharp, candidato del Movimiento Autonomista (Pacto La Matriz, Pacto Urbano, Frente Amplio por Valparaíso, Revolución Democrática y Partido Humanista), el desastre electoral del Partido Progresista (PRO), de Marco Enríquez-Ominami, (3.47 por ciento de la votación) que sepulta sus pretensiones de ser presidenciable y el potencial de los “otros e independientes”, una fuerza multiforme, de regionalistas, desencantados con los partidos o outsider de los bloques tradicionales que constituyen en conjunto un 24.50 por ciento de los votos, un 5.06 más que en 2012 .
Esto es, “una noticia en desarrollo”, que dará que hablar y habrá que tener en cuenta.
Por otro lado, frente al abatimiento que se instaló en los comandos políticos de la Nueva Mayoría, y en La Moneda, lo que se impone es un examen objetivo de la situación, donde ejerciten la reflexión serena pero severa, la claridad de objetivos y una conducta donde impere la lealtad- que se ha echado de menos en los últimos tiempos- en los propósitos y la creatividad y realismo en las estrategias.
Aun hay espacio, tiempo y capacidad en el gobierno y su coalición, para hacer el examen autocrìtico, tomar las iniciativas necesarias, mantener un rumbo de realizaciones y progreso, que ofrezca una perspectiva que permita recuperar una dinámica social y política, capaz de enfrentar la soberbia triunfalista de la Derecha y el complot de los empresarios.
Sin duda se ha generado un nuevo cuadro político y social, donde los liderazgos deben dar respuesta a los desafíos y demandas que la sociedad ha puesto sobre el tapete, de manera clara y rotunda.
Aún es tiempo.
Por Marcel Marcel Garcés
Director de Crónica Digital
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