Las dos jornadas de contactos que el monarca iniciará el lunes con los líderes de las agrupaciones representadas en el Congreso de los Diputados serán más cortas que las cuatro realizadas después de diciembre.
Los últimos en reunirse con el rey serán Javier Fernández, jefe de la gestora que el 1 de octubre asumió las riendas del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) luego de la forzosa dimisión de su líder, Pedro Sánchez, y el conservador Mariano Rajoy, presidente en funciones desde hace 10 meses.
De haber suficientes apoyos para reelegir a Rajoy, del derechista Partido Popular (PP), Felipe VI lo comunicará el mismo martes a la presidencia del Congreso, que podría convocar el pleno de investidura el miércoles, lo cual permitiría celebrar la primera votación al día siguiente (jueves 27).
Ante la previsible falta de respaldo en ese primer escrutinio, donde el candidato al Palacio de La Moncloa (sede ejecutiva) necesita mayoría absoluta -176 de los 350 escaños de la Cámara baja-, 48 horas después se convocará a otro sufragio.
En esa segunda y última oportunidad (sábado 29), el aspirante apenas requiere más votos a favor que en contra, por lo que podría concluir con una mayoría simple que conceda un segundo mandato al PP.
Sin embargo, para lograr ese objetivo será determinante la decisión que adopte mañana el PSOE, cuya abstención es imprescindible para poner fin a más de 300 días de parálisis institucional.
Todo apunta a que los socialistas, inmersos en una profunda crisis por esta cuestión, se decantarán finalmente por la abstención y dejarán gobernar a Rajoy.
Tras las elecciones de junio -una repetición de las celebradas en diciembre ante su inconcluso desenlace-, los cuatro principales partidos de este país (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos) fueron incapaces de alcanzar un acuerdo para la constitución de un Ejecutivo.
Ninguno cuenta por sí mismo con el apoyo suficiente y requieren de alianzas para poder gobernar.
Aunque resultó la fuerza más votada en ambos procesos electorales, el PP de Rajoy consiguió en junio 137 escaños, lejos de los 176 fijados como mayoría absoluta para renovar mandato.
Luego de fracasar en dos intentos el 31 de agosto y el 2 de septiembre, Rajoy manifestó su deseo de volver a presentarse a una sesión de investidura, con el propósito de intentar obtener la confianza del parlamento.
Para ser reelegido, el gobernante interino necesita la abstención del PSOE, principal fuerza de la oposición con 85 bancas en la cámara baja.
La centenaria agrupación socialdemócrata afronta la reunión de este domingo dividida entre quienes consideran una traición entregar el poder al PP y los que ven en esa decisión ‘un mal menor’ ante una posible convocatoria a las urnas.
El plazo para formar gobierno expira el 31 de octubre, por lo que el pleno para el debate de investidura y la toma de posesión del futuro mandatario tiene que producirse antes de esa fecha.
Caso contrario, Felipe VI disolvería al día siguiente las Cortes Generales (parlamento bicameral) y llamaría a unas nuevas elecciones -terceras en un año-, que se celebrarían el 18 de diciembre.
Pero si los socialistas se comprometen mañana a abstenerse en la segunda votación, España contará con Ejecutivo antes de que finalice el mes, aunque tendrá que gobernar en minoría y precisará de pactos para aprobar propuestas y leyes.
Madrid, 23 de octubre 2016
Crónica Digital / PL