Los resultados arrojaron que los patrones seguidos por los infantes autistas consisten en fuerzas mayores de contacto y con una distribución diferente dentro de cada gesto.
La cinemática de los movimientos era más rápida y grande, empleando una distancia mayor en el espacio.
Según la directora de investigaciones en Harimata, Anna Anzulewicz, estos datos revelan que la interrupción de movimiento es una característica fundamental del autismo y demuestra cómo el padecimiento puede ser evaluado computacionalmente, gracias a los los móviles inteligentes.
El elemento diferenciador es la forma en la que los niños con este problema mueven sus manos al jugar con el dispositivo, permitiendo diagnosticar de forma temprana la patología. De esta forma, se podrá realizar la intervención terapéutica conveniente, señaló el profesor de Desarrollo Infantil, Delafield-Butt.
Edimburgo, 1 de septiembre 2016
Crònica Digital / PL